Por el sonoro y prolongado aplauso que recibió el joven diseñador Borja Hernández en la pasarela Getxo Moda la semana pasada, se puede decir que el getxotarra, que participó en el programa de TVE 'Maestros en la Costura' hace dos años, ya es profeta en ... su tierra. Su propuesta colorida y plagada de plisados, el acabado que le caracteriza, entusiasmó al público que se concentró en la terminal de Cruceros para disfrutar de la 37 edición. «Me gusta mezclar, contraponer el plisado con la parte más histórica, la Grecia Clásica, cortes imperios, caídas y con acabados modernos, el propio tejido te condiciona, también el gusto del cliente, claro», comenta.
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En su atelier a medida, el taller que tiene en Algorta, deja volar su imaginación para diseñar prendas que se están haciendo un hueco en los armarios de los clientes más exigentes. «Aquí la gente viste bien, es cierto que a veces somos víctimas del fast fashion, está todo difuminado, el año pasado terminamos las bodas en diciembre, tenemos tanta información y todo tan estimulado que vamos con prisa a todos los sitios y aquí en cambio hay que venir tranquilos», explica.
Lo suyo es pura artesanía, el proceso de elaboración completo de la prenda es en la tienda, volviendo a las costumbres de antes. «Hay clientes que vienen y quieren un traje en dos semanas y nosotros tardamos tiempo, de media entre cuatro y ocho meses, se la tienen que probar varias veces. Ahora mismo estamos con la temporada del año que viene», describe.
Una forma de confección alejada del ritmo moderno al que estamos acostumbrados. El cliente decide qué quiere, se le plantea un boceto en papel, elige la tela y luego ya arranca el proceso. Hasta que se convierte en una realidad. «Tienen que saber la diferencia, merece la mena invertir, el traje es el mejor ejemplo, ahora en las tiendas se le mete poliester y da mucho calor y con la plancha salen brillos. En dos días te has quedado sin él. Con un tejido bueno, una lana certificada, eso no te pasa», defiende.
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Hijo de modista, Borja Hernández aprendió desde muy pequeño cómo era el oficio de darle a la aguja y al hilo, pero al mismo tiempo a dejarse llevar. «Siempre he sido mucho de hacer 'esku lanas' en clase, así que el verano que tenía 18 años me fuí al pueblo, a Güeñes, y me presenté al concurso de vestidos de papel. No gané, pero la experiencia me sirvió para decantarme por la moda, este año he vuelto como jurado», señala como anécdota.
Inquieto por naturaleza y parlanchín, en 2015 se graduó como Técnico Superior de patronaje y moda en Nicolás Larburu en Barakaldo. Hizo prácticas en la Sastrería Derby y en el atelier de alta costura Javier Barroeta para después continuar con sus estudios de moda en la Escuela Superior de Diseño de La Rioja. Domina cinco técnicas de patronaje. Un trabajo de investigación sobre acabados y plisados le descubrió el «potencial». «No hace falta planchar, nuestros plisados aguantan más de 80 lavados», defiende. «Si tienes una prenda y va perdiendo es que es de mala calidad, los buenos tienen el dibujo muy marcado», enseña.
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Muchos le recordarán por su participación en el programa de TVE 'Maestros de la Costura', donde quedó finalista. «Me dio visibilidad y, junto a unos ahorros que tenía decidí estar a pie de calle. Emprender es muy difícil, pero yo soy de Getxo, y quiero morirme aquí, en este tiempo me he dado cuenta de la importancia del comercio local y de la cercanía de los clientes», apunta.
Ahora se abre hueco en los vestidos de novia. También de novio. «Es un mercado muy interesante», reconoce. Hace unos meses vistió a su primera pareja gay. «Da mucho potencial creativo, llevaron una cola impresionante, muchísimos plisados, hasta vestí a la perrita que tenían, para una persona que no es nada clásica como yo, es maravilloso», defiende.
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Completa su catálogo como sastre, ceremonias, cualquier evento singular y un simple capricho. «Siempre tengo necesidades comunicativas creativas comunicativas, hay cosas que me gusta para desfiles, para mis necesidades e inquietudes», afirma. El 11 de enero de 2026 mostrará sus diseños en el primer desfile de Alfa costura que se celebrará en el Museo Balenciaga. Pero antes, le espera una cita el próximo abril en Vitoria. «Está muy bien trabajar para tus clientes, pero hay que dejarse ver, y lo que no se ve no existe, las necesidades creativas y aunque las pasarelas son deficitarias nos sirve para darnos a conocer y enseñar lo que hacemos nuevo», reconoce.
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