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txema izagirre
Domingo, 22 de septiembre 2019
«¡Paso! ¡Paso! ¡Pasoooo!.... gritaban los dos camilleros mientras transportaban a un gudari herido, con metralla en la cabeza, al hospital de campaña montado en la plaza de la Kultur Etxea de Berango. Tan solo era una escena de la representación programada para mostrar ... la parte más desconocida de la Guerra Civil: la retaguardia. Se ha hecho con motivo de la celebración del séptimo aniversario de la apertura del museo del Cinturón de Hierro que hay en el pueblo.
La ficción se ha situado en junio, días antes de que las tropas franquistas tomaran el sistema de fortificación del que disponían de los planos que entregó Goicoechea al bando de los nacionales. Entonces Berango albergó el puesto de mando de la 5ª división del ejército vasco. Los 30 figurantes que han protagonizado este regreso a 1937 han revivido algunos episodios de aquellas enfermeras, capellanes, gudaris, milicianos, 'ertzañas' –como se decía entonces- o trabajadores de ayuda social.
Lo peculiar es que en las diferentes representaciones realizadas para visibilizar la defensa militar en los montes vizcaínos, el protagonismo ha recaído casi siempre en la primera línea, en el frente. Pero este domingo le ha tocado a esa parte menos conocida. En un nudo de carreteras estaba desplegado el armamento: ametralladoras, granadas, elementos de transmisiones de la época… «Entonces las carreteras eran muy peligrosas por los bombardeos de los aviones de la Legión Cóndor alemana», como ha explicado Aitor Miñambres, responsable de la pinacoteca local y este domingo cronista también de todo el espectáculo.
Eran los días previos a aquel 12 de junio en que el bando republicano cayó en Bizkaia. Antes lo había hecho Gipuzkoa, lo que provocó que en fechas previas, hasta 70.000 y 100.000 guipuzcoanos llegaran como refugiados a los que había que procurar alojamiento y comida.
Una ambulancia, la moto de un ertzaina, la vestimenta de los actores y distintos artículos de época han ambientado la situación para que el público–a lo largo de la mañana han pasado más de 500 personas- se diese cuenta de la gravedad del conflicto. «Es una forma muy amena de enseñar a la gente lo que pasó, sobre todo a los niños, a los que les encanta ver estas cosas y de las que aprenden», ha comentado la getxotarra Ainhoa García. A los más pequeños, incluso se les ha dejado participar como si fueran parte de aquellos 30.000 niños de la guerra que fueron evacuados a Bélgica, Francia, Gran Bretaña o a la entonces Unión Soviética.
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