El hombre apaleado en Plentzia: «A saber qué les habría pasado a las chicas si las cogen entre seis»

- ¿Cómo se encuentra?

- Pues peor que el primer día. Lo que más dolorido tengo ahora son las dos costillas rotas. Me cuesta mucho coger aire, sobre todo cuando estornudo.

- ¿Conocía a las dos chicas que le pidieron ayuda?

- No.

- ¿Volvería a actuar igual?

- Haría lo mismo hasta con las costillas rotas.

- ¿Inevitable pensar en su hija en aquel momento?

- (No puede aguantar las lágrimas) Sí, ella tiene 13 años. Me vinieron dos chavalitas de 20 y pensé en mi cría. Me asusté con lo que pasó, pero estoy tranquilo porque a ellas no les ha ocurrido nada.

- ¿Y si usted no se hubiese enfrentado a los agresores?

- Seguramente hubiese sido peor. Si no aparezco, vete a saber lo que les hubiese pasado a las chavalitas si les cogen entre seis y se las llevan al callejón.

- Como cuando era jugador de fútbol, no se acobarda.

- (Ríe) Soy pequeño, pero parece que soy duro. No me considero un héroe. Soy una persona humilde, un ciudadano normal y me gustaría que los demás hiciesen lo que hice yo. Cuando actúe me daba igual la raza de las niñas: si hubiesen sido magrebíes, de etnia gitana… habría hecho lo mismo.

- Usted denuncia que le atacaron seis hombres marroquíes. Es un tema sensible que desata algunas venas racistas.

- Me duele mucho eso. Tengo amigos, he trabajado con marroquíes y he jugado con ellos a fútbol; con brasileños, cubanos... No quiero que se haga racismo de esto. Por cuatro chavales que pueden ser malos, hay 96 buenos. Todos somos personas, seamos de la raza que seamos. Hay gente mala y buena en todos los países.