El árbol que cayó sobre un edificio de Neguri medía unos 25 metros y pesaba al menos una tonelada

Se da la circunstancia de que los vecinos ya habían adelantado al Consistorio su temor a que el suceso ocurriera. «Mandamos una carta al Ayuntamiento de la que no hemos tenido respuesta», afirmaba el presidente de la comunidad afectada. Aunque no obtuvieron contestación a la misiva, sí se acercó un equipo de expertos para evaluar el ejemplar. Según su criterio, decidieron dejarlo en pie.

«Era un tilo centenario plantado en terreno rural con muchísimo valor ornamental, primo-hermano de los de Zugazarte. Es complicado compaginar urbanismo y ecología –explicaba hoy uno de los técnicos municipales que lo retiraba–. Al final no ha aguantado las rachas de viento». En Bizkaia, se llegaron a alcanzar los 126 kilómetros por hora.

Enrique, otro vecino del barrio desde hace casi medio siglo, fue testigo desde su ventana, en la que antes daban sombra las ramas. «Cayó muy despacio. Este tilo lo hemos cuidado durante muchos años, estaba antes en la finca». Afirmaba que «estaba relativamente inclinado» y hace alusión a las obras de la calle donde estaba el tilo para una nueva promoción de viviendas, a las que los nuevos vecinos accedieron tras el verano. «Hicieron excavaciones para las nuevas conducciones y se cepillaron las raíces que les parecieron oportunas –observaba–. Y ahí quedó. Después brotó más flojo». Como él, el vecindario tenía claro que estaba «sentenciado».

El Ayuntamiento getxotarra dispone de un control de tala y poda para sus árboles, cerca de 16.000 sin contar los que se ubican en la zona no urbana. A la hora de actuar aplican «aquellos criterios marcados por profesionales y expertos en jardinería», y tienen en cuenta, además del «riesgo de daños a personas y bienes», factores como «la especie y edad del árbol, su estado sanitario, su ubicación y las interferencias sobre la población, peatones, viviendas y tráfico». La tala, insiste el Consistorio, «sólo se lleva a cabo cuando se determina que un árbol, por su estado, no se puede recuperar, se ha caído o entraña riesgo para la población. Si el árbol no supone peligro alguno, siempre se aconseja la poda».

El pasado mes de octubre el servicio municipal de jardinería procedió a talar ocho ejemplares «por enfermedad o en mala situación». Uno de ellos fue el tilo de la calle Máximo Aguirre, frente al número 6 del Muelle Tomás Olabarri, en Las Arenas, «debido a su mal estado estructural». Tal como indicaba uno de los informes realizados, «el estado de podredumbre interna afectaba a algunas ramas hasta el punto de que podría provocar su caída».

Se realizó, asimismo, la tala de cinco ejemplares de plátanos, «sin valor ornamental alguno», alineados en la calzada junto a los números 12 y 14 de la calle Miramar, en Neguri. «Entorpecían el acceso de los vehículos de emergencia y llegaban hasta la fachada de los edificios colindantes», justificaron. Otra tala se llevó a cabo «por rotura de una Mimosa en la calle Bostgarrena y un Prunus Pisardi en la calle Gaztelumendi, dañados por tormentas».