El Ararteko alerta a Plentzia de que su parking solo para vecinos es discriminatorio

El Ararteko, Manu Lezertua, ha alertado al Ayuntamiento de Plentzia de que debe revisar el servicio municipal de estacionamiento regulado que puso en marcha el pasado verano para favorecer a los empadronados frente a aquellas personas que cuentan con una segunda residencia. La medida provocó un importante malestar por complicar el aparcamiento a los veraneantes. Y es que, con menos de 5.000 habitantes censados, Plentzia triplica su población durante los meses de verano.

El Defensor del Pueblo vasco considera que la institución local debe dar una vuelta al «diferente tratamiento» que ha dado a los que residen todo el año frente a aquellos que lo hacen únicamente en período estival.

No es la primera que el Ararteko pone en tela de juicio una medida parecida puesta en marcha por un ayuntamiento. El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de hecho ha abierto una investigación sobre la legalidad de un decreto del Consistorio de Lekeitio, también en manos de EH Bildu, por el que impedía a los no empadronados aparcar en el núcleo urbano en verano.

En el caso de Plentzia la institución local ha sacado tanto a los veraneantes como a los turistas del centro para así garantizar que los residentes pudieran aparcar en una época en la que las plazas de aparcamiento habilitadas no son suficientes. Habilitó 300 plazas repartidas entre Errotabarri, al otro lado de la carretera que une el municipio con Barrika, junto al campo de fútbol, en un solar en Legarrondo y en un parking de pago en el centro.

Para Manu Lezertua esta medida supone una «diferencia de trato». Recuerda el Ararteko que el Consistorio no ha contestado a su petición de información y puntualiza que «la finalidad de los regímenes que se establecen en los sistemas de estacionamiento limitado es posibilitar que los residentes puedan estacionar más cerca de sus casas sin las trabas» que, en su opinión, provocan estas fórmulas.

El alto comisionado del Parlamento vasco se ha pronunciado después de recibir varias quejas de personas con segundas viviendas que mostraron su disconformidad con la medida. Consideraban que la normativa provocaba una «desigualdad entre los que tienen un vehículo registrado en el municipio y viven todo el año y las personas que, a pesar de no estar empadronadas, cuentan con un piso como segunda residencia».

Los veraneantes que recurrieron al Ararteko argumentaban que se habían quedado «prácticamente sin posibilidades en el centro y que el parking del metro sólo era para residentes». Recordaban de paso los perjuicios creados en el puerto, donde personas de otros municipios también acuden al disponer allí de un barco. «Únicamente se habían habilitado cuatro plazas para salir a navegar con un tiempo máximo de dos horas», censuraron.

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