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Jon Ander Goitia
Urduliz
Jueves, 18 de febrero 2021, 08:21
Llueve sobre mojado en el capítulo de los accesos al hospital de Urduliz. El vial de Osteiko -aún sin terminar porque faltan los 50 metros correspondientes a Sopela-, el soterramiento del metro y la posterior eliminación de las vías parecía que iban a calmar la tormenta por las conexiones del centro Alfredo Espinosa. No es así. La carretera de Aita Go-tzon absorbía todo el tráfico, pero esta puerta alternativa vuelve a cerrarse temporalmente tras las imperfecciones detectadas en el firme de la cubierta de la estación del metro, con hundimientos» y «levantamiento de adoquines» en algunas zonas que, al menos, no afectan al suburbano.
Ante esta situación, el tráfico se ha redirigido ahora por una vía secundaria que cruza un área industrial hasta concluir las tareas de reparación. Una alternativa bacheada que supone un contratiempo para las ambulancias. Los vehículos sanitarios completan desde el martes un laberinto de unos 700 metros para superar el tramo afectado, de apenas 30 metros y que garantizaba fluidez en los traslados. Un 'atajo' que, advierten desde las ambulancias, ahora se pierde. «Al estar bacheado el suelo y tener cruces en el tramo, hay que bajar la velocidad. Es un enlace malo», sentencian los conductores de ambulancias sobre la ruta provisional que deben tomar.
Este escenario «preocupa» en mayor grado en los casos de las urgencias, si bien «el tiempo no varía en exceso, por lo que no corren peligro los pacientes». No obstante, los profesionales reconocen que se trata de un «impedimento más» en momentos en los que se requiere celeridad. Actualmente son cinco -cuatro de La Pau y una de DYA- los vehículos de urgencias en Urduliz, a los que se suman los concertadas de Ambuibérica para traslados o altas. Se calcula que el primer grupo podría llegar a realizar unos sesenta desplazamientos al día.
Ayuntamiento de Urduliz
La vía alternativa
Si todo va según lo previsto, en «dos semanas o quizá algo menos» se restablecerá la normalidad, según fuentes municipales. Los operarios trabajaban a marchas forzadas para reabrir de nuevo esta vía, que hace medio año, como recuerdan los vecinos, cedió el paso a los primeros vehículos. «Desde el principio se notaba que estaba mal asentado y todo ha ido a peor», apuntan los sanitarios.
Por ello, el Ayuntamiento de Urduliz, que adjudicó la obra, recurre al artículo séptimo del contrato en el que la empresa se «responsabiliza de los defectos que en la ejecución puedan advertirse durante el desarrollo de la obra». Este contratiempo no ha hecho sino reactivar la polémica por las conexiones del hospital.
Y es que, según los profesionales que desempeñan su labor en el centro sanitario, la entrada por Aita Gotzon es un «calvario», un «suplicio» por el trayecto que deben completar. «Desde que entramos en Sopela tenemos varios saltos que son un problema para los traslados. Y en Urduliz las calles no facilitan el trabajo», se quejan.
A priori, el vial de Osteiko se abrirá antes de abril. Está carretera evitará que las ambulancias tener crucen el centro de ambos municipios y puedan conectar directamente con el hospital. Sin embargo, los conductores no aprueban este itinerario alternativo. «Tienes casi que frenarte cada pocos metros, hay muchos saltos -hasta nueve-. Eso para el paciente puede ser perjudicial», advierten.
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