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Toneladas de botellas, plásticos, vidrios y maderas han transformado las verdes campas de Aixerrota en un auténtico vertedero en el día después de la celebración de Paellas, donde miles de jóvenes disfrutaron hasta altas horas de la madrugada de la tradicional fiesta en la ... zona no oficial, conocida como el 'Bronx'. Desde primera hora de la mañana, decenas de operarios municipales han acudido al terreno para trabajar sin descanso en la limpieza de este área, que se encuentra a rebosar de basura. En la zona oficial, donde la asociación Itxas Argia organiza cada año su famoso concurso culinario, se ha retirado sin embargo la mayor parte de los desperdicios y los mecanotubos de las casetas gracias a la colaboración de los voluntarios.
«La zona ajardinada de las casas las hemos encontrado llenas de excrementos y orines. Sólo se han colocado baños en una parte de la fiesta e igual los responsables municipales deberían pensar que no son suficientes. De hecho, algunas cuadrillas han traído incluso un váter para hacer sus necesidades entre las zarzas», asegura Iñigo Laskibar, miembro de la asociación Andra Mari Kortiñe. A primera hora también destacaban los oportunistas que han madrugado para recoger chatarra y material reutilizable de las campas. «¡A las siete de la mañana esto parecía Mercabilbao!», añade el residente.
Pero además de los operarios, varias patrullas de la Policía Municipal se han acercado a su vez a Aixerrota para impedir el paso de los transeúntes por la zona no oficial mientras se realizaban las labores de limpieza «por precaución». Markel Muñoyerro, un joven getxotarra que ha acudido a limpiar la basura acumulada tras el jolgorio, ha sido uno de los desalojados. «He venido por la mañana para quitar la basura que dejamos ayer, pero la guardia urbana no me ha dejado seguir y me he tenido que marchar. Al poco tiempo iban a venir dos amigos más a ayudar», detalla.
Fuentes municipales han asegurado, no obstante, que «se va a limpiar la mayor parte durante el día de hoy» y han confirmado que «en esta ocasión, la zona del pinar no se ha tocado». Así todo, vecinos como Juan, que no ha querido revelar su apellido, ha protestado por no poder transitar junto a su perro por un espacio en el que ayer «había un fiestón y nadie se preocupaba». «No nos pueden impedir que pasemos. ¡Esto es una vergüenza! Normalmente tardan más de veinte días en limpiar y los cristales que se van a quedar en las zarzas nadie los recoge», explicaba enfadado. Lo mismo opinaba Laskibar. «Lo único que están intentando es tapar algo que es imposible de no ver».
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Eva Molano
E. Molano | D. Olabarri
Para Carmen Mansilla, que se mudó de Bilbao a Getxo hace apenas unos años, la fiesta del 'Bronx' es un «auténtico desmadre». «Tuve que llamar dos veces a la policía. Una de ellas porque había unos chavales drogándose en la parte exterior de mi garaje y otra para saber hasta qué hora iba a estar la música puesta», explica desde su casa, a escasos metros de la zona de festejos. Si bien apunta no estar en contra de que se celebre la fiesta, sí que considera necesario «una regulación». «Me dijeron que como no hay una ordenanza, no se podían poner límites. La música la apagaron más allá de las tres de la madrugada y las personas que se quedan están bastante desfasadas», añade.
Desde la agrupación vecinal consideran, asimismo, que se ha «involucionado». «No creo que la situación haya mejorado, aunque hayan puesto más efectivos de limpieza que otros años. Hay una verdad que no se puede ocultar y es la dejación durante años por parte del Consistorio. Están acribillando uno de los pulmones verdes del pueblo. ¡Esto no se permite en ningún país civilizado!», explica.
Los vecinos critican igualmente que se haya vuelto a permitir «la construcción de edificaciones sin ningún tiempo de medida y con la peligrosidad que acarrea». «Si lo hacen, al menos que haya un responsable que se preocupe por pedir la documentación y asegurar que se deja todo como estaba. Hoy nos encontramos con todos los palets tirados, con agujeros más grandes que una tumba y un daño que es irreversible», aluden desde la asociación Andra Mar Kortiñe, quienes no descartan realizar una limpieza de cara a otoño para «resaltar que después de muchos meses de diferencia respecto a la fiesta, sigue habiendo toneladas de cemento y millares de botellines de vidrio e incluso bombonas de butano».
Los residentes consideran necesario que el Consistorio «regule la situación al igual que ocurre en el terreno próximo» y se prime el medioambiente «antes que la fiesta de un sólo día». Por ello, esperan que las recomendaciones del Ararteko causen efecto en el Ayuntamiento para «mejorar la situación de cara a la próxima edición».
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