La actividad industrial da paso a seis gimnasios en el principal polígono de Getxo

No es raro contemplar los coches que se amontonan en el exterior de los talleres o los de los clientes de las dos tiendas de plantas que conviven, con las personas que corren por las calles. Cada vez es más habitual que este tipo de negocios se trasladen a las afueras de los núcleos urbanos, pero en este caso la oferta es más que llamativa y ha venido a llenar unas naves que si no estuvieran ocupadas por estas actividades estarían vacías y con carteles de 'se alquila', como ocurre en otros lugares de Bizkaia.

«Estamos convirtiendo la zona en fitness», reconoce Jon Ander Malaina, responsable de Hiruka. El centro de crossfit abrió inicialmente sus puertas en la zona donde se celebra el mercadillo de Getxo en 2018. Hace año y medio se trasladaron a Errotatxu. «Allí conservamos un centro más pequeño, pero decidimos cambiarnos porque aquí contábamos con más espacio. Era difícil aparcar y además generábamos ruidos y vibraciones», afirma.

El cambio ha sido para bien. «Estamos a tope», se alegra.Pegada a su nave está el de Brooklyn fitboxing. Allí los deportistas alternan rounds de golpe a saco con ejercicios funcionales. Hace cuatro años abrió sus puertas un negocio que atrapa a sus clientes. «Cada vez hay más gente, sí que es verdad que ahora hay un poco de bajón, pero en enero vuelve la subida. Estamos muy bien de clientes, aquí vienen porque tienen poco tiempo y saben que son 47 minutos de pura diversión en los que queman muchas calorías y desestresa. Engancha», destaca Desirée Gabarra, una de las trainer, una soriana que lleva un año en Getxo y que compagina los entrenamientos con la escritura de novelas. El perfil es variado. «Vienen jóvenes con 14 años hasta señoras de 60 años, muchas 'amatxus', menos hombres y el perfil entre 30 y 50 años», añade. La elección del lugar fue porque «hacía falta un local bastante grande para que entrasen 24 sacos y como entonces había bastante aparcamiento fue el sitio ideal», añade Bryan Da Silva, otro de los entrenadores.

El pionero en la zona fue Iñaki San Pedro y su escuela de defensa personal. Hace una década abrió Isan Krav Maga. «La elección del lugar fue clara, necesitábamos espacio para aparcar y fue un acierto porque vienen personas de los alrededores.», resume. «Es cierto que ahora somos más y hay más dificultad, pero existen más opciones que en el centro de Algorta», defiende.

A unos metros se sitúa Alpha. Este mes soplará las velas por su primer aniversario dando funcionales. «Estamos a tope, al principio pensamos en estar más cerca del núcleo urbano, pero luego apostamos por esta zona por las facilidades que da, el metro no está tan lejos y se puede venir andando», comenta Aitor Yarritu.