La Edad Media se aposenta en Berango

«El año pasado fue mejor que el anterior. Este mercado va para arriba y pronto será un referente», señalaba Joaquín Morejón, desde su mostrador de Productos El Bici, que vende hasta el domingo en el Mercado Medieval de Berango cerezas del extremeño Valle del Jerte. Su amatxu Paqui, que le acompañaba, era un poco más rotunda. «La feria no es cómo empieza, sino cómo termina. Además viene gente que sabe apreciar los productos que traemos», señalaba con un carismático acento mientras ofrecía todo lo bueno que había traído, sus mejores quesos y las tortas de Cáceres con denominación de origen que incluso han cosechado premios. El parque Moreaga de Berango se ha convertido en un auténtico bazar de casi un centenar de puestos de gastronomía y artesanía en los que las expectativas, «si el tiempo acompaña, son buenas».

Además de demostraciones de cetrería y de oficios antiguos, los asistentes también pudieron disfrutar de kalejiras, teatro, música y talleres que entretuvieron a los pequeños. «Nosotras venimos siempre. Soy muy aficionada a la comida, hace dos semanas celebramos la feria del pastel vasco y ahora Tengo que volver a casa a por la cartera», bromeaba Laura Fernández junto a su amiga Filo Navarro. «Compramos todos los años», señalaba, apuntando que los tenedores de madera «de dos pinchos, con mango largo», son los mejores para asar patatas. «Hay mucha variedad y es un mercado muy grande», decían.

A Aitor López, de Conservas Amama Rosa, le estaba volviendo un poco loco el viento, que se dejó notar levemente. «Y eso que ha salido el sol, pero siempre estamos pendientes, aunque hay que adaptarse», decía. Él siempre se ha mantenido fiel a la cita y ha acudido los tres años que se ha celebrado porque «hay público. Para los pocos años que lleva está muy bien», señalaba tras el mostrador de un puesto repleto de anchoas y bonito de Cantabria, conservas de Navarra y su especialidad, la miel. «He traído hasta veinte clases diferentes, algunas muy poco comunes: cardo, alfalfa, romero, tomillo rosa, brezo Están riquísimas», vendía el vecino de La Arboleda.

Jorge Bruña es gallego pero vende queso catalán, el de Lady Fortmage, uno muy especial. Desde un reserva que sólo se hace en primavera y se cura en cuevas sobre tabla de nogal hasta otro ahumado en cáscara verde de nuez. «Aunque aquí vaya lo fuerte, hay quesos que dan sorpresas», decía. Porque en Euskadi, además del queso, triunfa el buen comer.