![Erandio deja huella en la arena del Sahara](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/pre2017/multimedia/noticias/201704/25/media/23779766.jpg)
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IÑIGO SÁNCHEZ DE LUNA
Miércoles, 26 de abril 2017, 00:06
Erandio ha dejado huella en el palmarés de la maratón sobre la arena del desierto del Sahara. No suele ser habitual que dos vecinos, un hombre y una mujer, lleguen a los primeros puestos de una prueba tan exigente. Juntos, a la vez. Es todo un logro deportivo para el municipio, una historia personal digna de ser escuchada. Una que Begoña Beristain y Jon Salvador, terceros clasificados en la última edición de la afamada prueba, disputada a finales de febrero, darán a conocer en una charla que tendrá lugar a las 19.00 horas del próximo viernes en el salón de plenos del Ayuntamiento.
A sus 50 años, ambos ofrecieron una espectacular estampa al cruzar la meta cogidos de la mano, superando a rivales de calidad contrastada en este tipo de carreras donde se lleva al cuerpo hasta el límite. «Nos apetece mucho contar esta experiencia. Vamos a trasmitir nuestras vivencias con pelos y señales. Dejaremos a la gente boquiabierta», prometen.
Jon Salvador destaca que el maratón del Sahara es la «ilusión del año» después de 31 participaciones, con un parón en los últimos años «al estar involucrado en el proyecto de maratones solidarios con Javier Conde». Hace dos ediciones volvió a correr, «pero me lesioné y, en esta ocasión, tenía ganas de hacerlo muy bien». Para ello apuró al máximo su preparación al «tener la responsabilidad de realizar una gran carrera, toda vez que en todas mis participaciones nunca me he bajado del pódium». Definió la prueba de este año como «brutal de dura, con rivales fuera de lo común como el tres veces campeón del mundo de ultramaratones, Giorgio Calcaterra». Al final logró esta meritoria tercera posición con «una estrategia suicida, marcando un ritmo infernal para descartar a mis rivales». Llegó tan exhausto que «me tuvieron que meter por vena dos litros de suero».
Begoña Beristain asegura que «ha habido un antes y un después» de esta prueba sobre la arena del desierto. Hasta este momento había competido en maratones de asfalto y uno de montaña, pero nunca en el Sahara. Le encantó, pese a las condiciones extremas de un desafío que constó de «una media maratón asumible, diez kilómetros de infierno y una llegada muy difícil debido a que crees que ya estás cuando entras en el campamento y aún quedan cinco kilómetros» bajo un sol de justicia.
El mejor papel
Eso sí, «los kilómetros que más disfrute fueron los más duros, donde me sentí muy libre al no estar forzada a correr a una determinada velocidad», aseguró ayer. La clave de su tercer puesto en el pódium radicó en que «hasta ahora nunca había competido contra nadie. Solo buscaba realizar el mejor papel». Sin embargo en esta ocasión había una corredora que partía como favorita, una ultramaratonia uruguaya, que alimentó todo su afán de superación. «Nada más tomar la salida se colocó detrás de mí y rivalizamos todo el recorrido». De vuelta a casa, totalmente agotada, estaba convencida de que no quería repetir la experiencia. Un pensamiento que ya se ha diluido, «Ahora lo analizo más en frío e igual repito otra edición», dijo.
Pero además de la vivencia deportiva, está la vital. Además de competir, los participantes en la maratón pasan unos días en los campamento de refugiados de Tinduf. «Conviví con una familia muy pobre, con carencias de todo tipo, como falta de agua o con la letrina atascada. Sólo me pude duchar el día de la carrera con un chorrito, el resto de días tuve que lavarme con toallitas», explicó. Mientras, Jon Salvador se alojó con otra familia que sí que tenía algunas comodidades. «Me he podido duchar todos los días, he comido muy bien y he gozado de intimidad», dijo. De hecho, a Beristain le dejó una sensación agridulce la desigualdad existente entre los habitantes de los campamentos, donde también hay «una jerarquía social y diferentes clases».
Ambos cumplieron con la faceta solidaria que acompaña a esta dura prueba. Gracias a la colaboración de la Asociación de Ferroviarios Vascos Sin Fronteras, Beristain pudo entregar un lote de medicamentos por un valor de 3.000 euros adquiridos a la ONG Farmamundi. Salvador donó material deportivo y educativo. «Mi debilidad son los niños», dijo.
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