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ERLANTZ GUDE
Viernes, 14 de abril 2017, 00:10
Los vecinos de Urduliz y Plentzia y municipios aledaños como Barrika y Gorliz están de enhorabuena por la vuelta del metro tras dos años de obras, con el añadido de que en la primera localidad la nueva estación soterrada ha permitido la desaparición del paso ... a nivel que la partía en dos. Sin embargo, tras los actos de celebración el pasado lunes, la plataforma de Urduliz volcada en el aumento de las frecuencias a la flamante parada sigue enfrascada en movilizar a los vecinos para conseguir su propósito actualmente los convoyes pasan cada veinte minutos. De hecho, según anunciaron, ya han recopilado más de 1.400 firmas. Evidentemente en Plentzia no son ajenos a esta exigencia y los usuarios de la cabecera de la Línea 1 piden idéntica solución. Tras la inauguración de la estación, los miembros de la plataforma volvieron a movilizarse.
«Si pusieran más frecuencias mucha gente preferiría venir al hospital en metro», sostienen. Denuncian de paso que no hay cartelería que indique la ubicación del centro médico en la salida de la estación. Según el colectivo, la falta de frecuencias motivará que más gente se desplace en sus turismos, «con el consiguiente aumento de la contaminación, la inseguridad por el aumento del tráfico y problemas de aparcamiento», en un pueblo en el que el debate sobre la implantación de la OTA ha suscitado polémica.
Itziar Bilbao y su nuera Itziar Soravilla son dos de las residentes que pronto se han lanzado a disfrutar del metro, una vez desaparecida la lanzadera que les conducía a Sopela. Comparten la queja de la plataforma. «¿Qué pasa, que no pagamos impuestos como los demás?», plantea la suegra. «Estás en Bilbao prosigue, y te desesperas viendo pasar metros a Kabiezes y a Larrabasterra». Un vecino muy mayor les recuerda que hace años el servicio era más precario, pero Soravilla reclama que al menos se refuercen los trenes en horas punta. Lo que sí celebran es la desaparición del paso a nivel. «Era peligroso, las vías estaban en mal estado y hundidas por el tráfico», apunta Bilbao.
Tres por hora
Los miembros de la plataforma de Urduliz deslizan que el incremento de las frecuencias en Plentzia es más complicado al reducirse el tendido ferroviario a una sola vía camino de esta estación. Con todo, no son pocos los usuarios que exigen soluciones. En el extremo de la Línea 1, Carmen, una mujer mayor de Gorliz, esgrime que se conformaría con que hubiese trenes cada quince minutos. «Nuestro pueblo está un poco abandonado», se queja. Maider Garaizar y Koldo Lekanda también son de Gorliz y afirman que ya desde sus tiempos de estudiantes la dinámica era la misma. «Venías a Plentzia, aparcabas y te ibas en transporte público a la universidad». No parecen muy optimistas sobre el aumento de frecuencias. «Es lo que toca. Sabes que son tres metros a la hora y con eso te organizas», apuntan resignados. «En Gorliz, lo que hacemos es tirar de coche».
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