El parque comercial de Berango tendrá un acceso renovado al corredor de Uribe Kosta

El pleno del Ayuntamiento ha aprobado la redacción del pliego de condiciones de la obra de una nueva rotonda que regulará la entrada desde este punto. Precisamente esta ubicación estratégica con accesos directos sin atravesar el centro urbano es «uno de los principales atractivos que están animado a las empresas a elegir nuestro municipio», destacó la alcaldesa, Anabel Landa. Según los planes que baraja el Equipo de Gobierno, el documento podría estar listo para la aprobación del concurso de la obra en el pleno del mes próximo. Si bien «aún es muy pronto para poner una fecha al inicio de las obras», reconoció Landa.

Competencia con el Artea

El tajo está presupuestado inicialmente en 640.000 euros. Una previsión de que «seguramente será inferior cuando adjudiquemos definitivamente las obras», vaticinó. Este montante no saldrá directamente de las arcas municipales. Será sufragado con los 1, 6 millones que corresponden al Consistorio en concepto de aprovechamiento urbanístico. El millón restante se destinará a inversiones en el municipio.

La rotonda cumplirá con un doble objetivo, como descongestionar el tráfico por el centro de la localidad, principalmente la calle Sabino Arana, que será objeto de un proceso de reurbanización para dar protagonismo al peatón en detrimento de los vehículos, a la par que dará servicio a los polígonos industriales y al supermercado de la firma Eroski, situados en el entorno.

El parque comercial de Landaida será el primero de sus características en la zona de Uribe-Kosta, en competencia directa con el de Artea en Leioa. Ocupará siete parcelas con una superficie entre 1.500 y 11.000 metros cuadrados, destinadas a albergar tanto tiendas, pequeños talleres, sedes de pequeñas empresas o establecimientos de hostelería como el auto-king, de la firma Burger King.

La controversia que este proyecto ha generado en el vecindario quedó patente en elpleno, cuando detractores y defensores se enzarzaron en un rifirrafe dialéctico. Los primeros, mayoritariamente residentes en una urbanización cercana, defienden que tendrá un gran impacto medioambiental en la localidad, que generará muchas molestias y que será la tumba para el comercio local. Una posición para nada compartida por aquellos vecinos que ven el polígono como una oportunidad para crear puestos de trabajo.