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Miriam Cos
Lunes, 24 de octubre 2016, 12:05
«En las zonas pesqueras la mayor contaminación viene del plomo. A los pescadores se les enganchan las pitas y al tirar las dejan en el fondo. Además, donde hay embarcaciones, es muy habitual encontrar baterías de barcos. En la última limpieza en el puerto ... de Zierbena llegamos a sacar hasta siete», comentaba Laura Martín, habitual en este tipo de «quedadas» para barrer el fondo marino. Carritos de supermercado o bicicletas también suelen ser habituales.
Ataviados con sus trajes de neopreno y botella de oxígeno en ristre, 36 buceadores de los clubes Marefondum y Divertek se zambulleron ayer en las aguas del Puerto Viejo de Getxo para sanear el lecho del mar. Es la segunda vez que realizan este tipo de trabajo voluntario dentro de la Red de Vigilantes Marinos, que se encarga de categorizar la basura a nivel estatal. Los buceadores de la zona acudían cada año a título personal, pero será a partir de ahora cuando se intente hacer un registro de lo encontrado para poder obtener datos objetivos que ayuden a la conservación del medio marino. Así, durante 45 minutos, se encargaron de sacar todo tipo de objetos, algunos insólitos.
«Hemos encontrado una señal de tráfico e incluso un carrito de bebé», desgranaba Roberto Álvaro, organizador y miembro de Marefondum. Tres sillas de plástico de alguna terraza cercana, otras tantas parrillas de asar y alguna rueda se sumaron a los típicos aparejos y redes, de las que sacaron hasta tres kilos. «Sobre todo hemos encontrado vidrio, unas 20 botellas de cristal y otras 40 latas», añadió. Y es que, en las limpiezas de fondo marino se pueden llegar a encontrar todo tipo de objetos, algunos más perjudiciales que otros, como el citado plomo.
Asociación Surfrider
Dos zódiac de la Cruz Roja prestaron apoyo marítimo a los buceadores, mientras que cuatro personas se afanaban en limpiar la pequeña playa del puerto. Erika Kitsos, de Ocean Initiatines, acudió a la llamada de la Red de Vigilantes Marinos. Enguantada y con una bolsa en las manos, se encargó junto al resto de voluntarios de recoger, sobre todo, colillas, plásticos y trozos de vidrio que deja el mar. «Nuestro colectivo pertenece a la asociación Surfrider, que se encarga de hacer batidas en arenales de todo el mundo», explicó. Llegan a hacer hasta 150 limpiezas en toda España al año, más de mil en el resto de países. «Hoy estamos pocos, así que limpiaremos solo esta cala pequeña, no acudiremos a la playa grande», se resignaba. «Eso sí, en otras ocasiones hemos llegado a encontrar hasta lavadoras».
Los grupos de buceadores se afanaron en dejar todo limpio bajo la atenta mirada del famoso Sireno. En negociaciones con el Ministerio de Medio Ambiente, tratan de aumentar la limpieza del Puerto Viejo a dos ocasiones anuales. «Siempre hacemos una por estas fechas, pero para registrar los residuos de una forma completa y rigurosa queremos hacerlo dos veces», incidía Roberto Álvaro. «Aunque esto sea un trabajo voluntario hace falta mucho despliegue y permisos de los ayuntamientos, y a veces no es tan fácil conseguirlo», concretaba Martín. En grupos de dos parejas, unos por detrás y otros más cercanos a las rocas, los voluntarios hicieron uso de sus habilidades deportivas en el buceo para dar un regalo al medio natural.
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