virginia urieta
Sábado, 22 de octubre 2016, 00:01
Dice Tito Esteban, vecino del Puerto Viejo de Algorta, que «hay una cerveza para cada momento y un momento para cada cerveza». Es su lema. Su momento es social, entre amigos. Y su cerveza, una buena pinta al más puro estilo inglés. El del pub ... clásico. «Casi sin gas, y cuanto más oscura mejor. De esa que parece que la sacan de un pozo, suave pero con mucho sabor». Comenzó a producir su propia cerveza -hace ya dos años y medio de manera profesional- porque ya había probado casi todo lo que hay en el mercado. «No quería importarla, decidí hacer la mía. Empecé de manera precaria, todavía con trabajo. Pero cuando me quedé sin él decidí invertir mi tiempo en ello», relata. La repartía entre amigos y ahora los bares se la piden. Confiesa que se le está quedando «un poco grande» en el futuro espera expandirse y contratar a sus propios trabajadores- porque la demanda crece y él es sólo uno, que ha afincado su fábrica en Gorliz convirtiéndose en uno de los productores locales más reconocidos de la Margen Derecha y Uribe Kosta. Ofrece una pequeña muestra a los más cerveceros en la I Feria de la cerveza artesanal que se ha celebrado en Gorliz el viernes y el sábado. Su firma, Tito Blas, está acompañada de otras tres locales: Urban Beer, TXG y Bihar.
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Procesos de fermentación ancestrales y naturales, cien por cien malta y sin químicos añadidos, le cuesta un mes hacer cada cerveza. Empezó produciendo 400 litros al mes y ahora son 4.000. «Desde moler hasta vender señala-. Va muy bien, tengo incluso exceso de trabajo». Su punto de inflexión ha sido montar un bar en Bilbao, el único y el primero de todo Bizkaia soportado por una fábrica pequeña, cercana y local, con grifos que vierten únicamente la bebida gorliztarra. Como artesano cervecero le gusta crear cosas nuevas y diferentes, no quedar encajado en el mismo producto, y tiene ya 12 cervezas distintas. Las próximas Navidades lanzará una nueva. Porque dice que hay cervezas para verano y para invierno, y que tampoco es lo mismo tomártela tranquilamente charlando con un amigo que estando «de batalla». Tampoco tras el postre que como aperitivo. Él define la suya como «sencilla», pero teniendo en cuenta que «es más difícil hacer una cerveza sencilla que complicada». Una que a pesar de ser artesana mantiene un precio «abaratado» porque no cuenta con intermediarios, él mismo la distribuye entre los bares.
Escaparate local
Pero aunque el negocio va bien, asume que «es muy difícil hacer que la gente deje de beber lo que ha bebido durante tantos años, durante generaciones. Nosotros tratamos de hacer algo diferente», explica. Agradece la «buena disposición» que ha tenido el Ayuntamiento de Gorliz, «que lejos de poner pegas me ha ayudado mucho», y asegura que la celebración de ferias como la que viene celebrando desde ayer el municipio son muy positivas. Lo mismo valoraban ayer también productores artesanos como los de Txorierri Garagardoak. Son tres socios afincados en Sondika que han empezado hace poco más de un mes. «Los comienzos, como todo, son duros. Pero la gente viene a estar ferias, prueba y le gusta. Es muy positivo que se celebra una en esta zona», decía ayer Kepa Gallastegi. Hace diez años que comenzó a fabricar su propia cerveza en casa, «como solemos empezar todos». Algo tendrán las artesanas, las locales, las propias. Son tiempos buenos para el lúpulo y la malta.
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