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VIRGINIA URIETA
Viernes, 9 de septiembre 2016, 00:02
Las sábanas son de usar y tirar. Los cabeceros, de bambú. O madera, de infinitas formas, cada una de ellas forjada para dar cabida a una particular visión del arte. Y en los colchones uno se acomoda como quiere, pertrechado si lo desea con su ... pijama y conservando la temperatura perfecta bajo su propia manta, para poder contemplar el cine como si estuviera en su casa dónde mejor, pero disfrutando de el en un escenario privilegiado como es el emblemático edificio de Galerías Punta Begoña. Ayer volvieron a GetxoPhoto las camas para servir de cómodo espacio a través de una innovadora iniciativa que permite concebir la experiencia que brindan las imágenes de una manera diferente. Única y excepcional.
El edificio un palacete abandonado durante años y que se encuentra ahora en proceso de reconstrucción acoge durante el día tres importantes exposiciones: Mold is Beautiful, de Luce Lebart en uno de sus túneles, Wrapped Coldness, de Anna Katharina Scheidegger en el jardín superior del edificio y Potsdamer Platz, de Michael Wesely. Pero esta noche se convertirá en una improvisada sala de cine, efímera y poco convencional, gracias al proyecto Camas, que celebró su primera edición el año pasado y repite ahora dado el «gran éxito» que cosechó entonces, según ha explicado Lucía Janto, coordinadora general del festival. Hoy comienzan, a las 20.00 y a las 22.00 horas, los dos primeros de un total de diez pases de la película alemana Phoenix, que se podrá disfrutar hasta el día 14 en esta particular estampa, gratuita y abierta a todos los públicos. Eso sí, hay que inscribirse previamente en la página web de GetxoPhoto: las camas dobles se acaban rápido.
Experiencia íntima
El objetivo, indica Janto, trata de generar sensaciones diferentes al transformar una experiencia íntima en algo compartido. «Uno de los objetivos del festival es buscar nuevos formatos y soportes para concebir la imagen, no sólo en el caso de las fotografías, también con otro tipo de actividades visuales como puede ser el cine. Y se trata de hacerlo de manera que deje una experiencia, que construya», valora la coordinadora.
Así se generan nuevas vivencias, con una iniciativa que ya el año pasado generó «mucha curiosidad», y totalmente novedosa ya que los organizadores no tienen constancia de que se celebre algo similar en otros lugares. «Está teniendo mucho éxito, se trata de un edificio histórico. En esta edición hemos alargado los pases y esperamos la participación de unas 300 personas».
Las camas son recicladas, provienen de tiendas de segunda mano y han sido reformadas con la colaboración del arquitecto del festival y Galerías Punta Begoña para que los interesados «no sólo vivan una experiencia nueva, porque también participan de ella: traen ropa cómoda, sus mantas e incluso sus zapatillas de andar por casa. Es curioso», cuenta Janto, destacando también la importancia de la película, que transcurre en Berlín después de la Segunda Guerra Mundial, al igual que la exposición Potsdamer Platz, de Michael Wesely, situada en el salón central de emblemático espacio getxotarra.
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