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El Puerto de Bilbao ha vuelto a convertirse en motivo de peregrinación para la protesta. Una marcha organizada por el movimiento feminista reunió ayer a varios cientos de mujeres para denunciar el tráfico de armas que se registra en algunos de sus barcos y la ... construcción de un «muro de la vergüenza» en la zona de embarque al ferry que va a Inglaterra. La barrera, de cuatro metros de altura, es la solución que ha encontrado la Autoridad Portuaria para evitar que se cuelen inmigrantes en el crucero rumbo a Portsmouth y frenar el tránsito sin control de personas en una zona sensible para la seguridad.
La manifestación partió a las 11.00 horas desde Santurtzi y concluyó delante de las vallas del recinto portuario, donde una veintena de personas se encadenó para reivindicar el ‘No a la guerra’ y reclamar que «no se colabore en la creación de fronteras». Las participantes rechazaron al envío de armas a Arabia Saudí que acaban siendo utilizadas en el conflicto de Yemen «bajo la complicidad de los gobiernos».
Ese fue el argumento utilizado en abril por el bombero Ignacio Robles, que se negó a trabajar de retén en un cargamento de armas en el Puerto de Santurtzi. El profesional, cabo del parque de Urioste, alegó que su conciencia le impedía asumir esa tarea porque las bombas iban a Arabia y desde ahí podían ser usadas para «matar a civiles». Robles fue sancionado por la Diputación con la suspensión de empleo y sueldo por haberse negado a colaborar en labores de prevención del barco.
A partir de ese momento se han sucedido las muestras de solidaridad con el bombero y las movilizaciones en contra del comercio de armamento desde el Superpuerto de Bizkaia. En una de esas últimas protestas, un grupo de activistas de Greenpeace logró colarse en las instalaciones y se encadenó a un contenedor vacío.
Tras una pancarta bajo el lema ‘Feministok gerraren aurka’, (Feministas contra la guerra), las participantes en la manifestación de ayer también quisieron denunciar la construcción del muro, decidida por la Autoridad Portuaria para frenar la ola de inmigrantes que trata de colarse en el ferry desde un campamento montado en sus inmediaciones. La Policía detuvo a seis albaneses a finales de noviembre en el último desalojo.
El muro ha desatado un fuerte debate en las instituciones y los partidos. El Gobierno vasco se ha comprometido a trabajar con la Comisión de Ayuda al Refugiado para garantizar los derechos civiles en un recinto de acceso restringido, mientras el Ayuntamiento de Bilbao ha abordado la situación con disparidad de opiniones. Los grupos de la oposición EH Bildu, UdalBerri y Goazen reclaman la eliminación, rechazada por el equipo de gobierno PNV-PSE y por el PP por la necesidad de garantizar «la seguridad de los trabajadores y las mercancías».
Precisamente, la portavoz de UdalBerri, Carmen Muñoz, llevó hace un mes la protesta hasta el Puerto en compañía de europarlamentarios de Podemos para exigir el fin del «muro de la xenofobia». Las mujeres de la marcha de ayer, organizada por el Movimiento Feminista de Euskal Herria y entre las que había representantes de EH Bildu y de Elkarrekin Podemos, emplazaron a la Autoridad Portuaria y al Ejecutivo vasco a «poner todos los recursos que emplean en esta política de fronteras y de protección de las armas a disposición de la lucha contra la violencia machista».
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