

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Las mujeres siguen teniendo razones para salir a la calle y alzar su voz por la igualdad de derechos. Y lo ejercen. «Por el derecho ... a la vida, a volver a casa solas y tranquilas, a los mismos salarios... Tenemos miles de motivos que siguen justificando las protestas del 8M», detalla María Estévez, una baracaldesa de 82 años, que ya ha perdido la cuenta de los muchos días que se ha visto en la necesidad de salir a la calle a favor de las mujeres. «De todas, de las grandes y de las pequeñas, de las de aquí y de las de allí», proclama. «¡Parece mentira que vayan pasando los años, las décadas y los siglos y tengamos que salir a defender cuestiones que ruboriza sólo decirlas».
Ella es una de las miles de mujeres, como bien cuenta, de toda edad y condición, que hoy han ninguneado al viento y la lluvia en defensa de la dignidad y la justicia social. La Gran Vía bilbaína las ha acogido a todas. Entre carteles y pancartas contra el fascismo, el racismo y las agresiones sexuales, cuando estaba a punto de arrancar la movilización, a la altura de la plaza del Sagrado Corazón, muchas de ellas hablaban con los periodistas sobre las injusticias y discriminaciones que hoy «en pleno siglo XXI», aún se viven. Nada que no se sepa, nada que no convenga recordar.
«Sería más rápido hablar de por qué no íbamos a venir hoy aquí, la verdad», razona Arantza Beitia, bilbaína de 46 años. Ha acudido a la movilización acompañada de sus amigas Iurdana Andrés (Mungia, 38 años) y Eli Centeno (Berriz, 33). «Todavía hay muchísima violencia contra las mujeres. Este año, que no ha hecho más que comenzar – recuerda Iurdana–, ya han asesinado a dos» en España, lo que eleva a casi 1.300 las víctimas mortales de la violencia sexista desde que comenzaron a contabilizarse los casos en 2003. «Sufrimos explotación reproductiva, violencia sexual... son muchas las 'malas costumbres' que todavía nos quedan por cambiar», ironizan.
Sesenta años después de la revolución social y cultural de los años sesenta, que puso el movimiento feminista y la lucha de las mujeres en primera línea de los derechos sociales, las tres se sorprenden de los discursos tan machistas que se escuchan a los más jóvenes. «No parece lógico, pero muy seguramente tenga que ver con el fácil acceso que tienen a la pornografía a través de los teléfonos móviles, y el discurso fácil, con ideas de ultraderecha, que 'venden' muchos 'instagramers' y 'youtubers' a los que siguen», añade la berriztarra.
Saben de qué hablan. Unos metros más arriba, en el interior de una cafetería, dos jóvenes amigas de 18 años, Lur Jorrín y Maitane Olano, de Bilbao, apuraban un café antes de sumarse a la marcha. «Es difícil cambiar un sistema que lleva tantos años incrustado en la mierda», argumenta tajante Maitane.
Hoy se han propuesto aportar su voz al cambio que se necesita. Están hartas, según cuentan, de que «se den por buenos muchos micromachismos» y se «normalice también el miedo». Querrían volver a casa solas cada noche de viernes o sábado, sin tener que estar pendientes de que una amiga acompañe y la otra tenga que llamarle luego por teléfono para asegurarse de que ha llegado bien.
«Si eres hombre y se te acerca un desconocido puedes tener miedo a que te robe; pero si eres mujer dices 'ojalá venga sólo a robarme'», explicaba de manera gráfica Maitane. «Te piden un cigarrillo –corrobora su amiga– y tienes miedo a decir que no, porque es un desconocido y no sabes cómo va a responder».
Los chicos de su generación no sólo se han vuelto más machistas que sus predecesores, sino que los discursos, explican, se están radicalizando. «Si no eres feminista, eres una radical y si defiendes para la mujer los mismos derechos que el hombre, eres una feminazi. ¡Que no es eso, cariño; que te hablo de igualdad», protesta Maitane. «¡Eso es!», rubrica su amiga.
«No sé si avanzamos o retrocedemos», confirma Begoña Hernández (56 años), que llegó desde Etxebarri. «No hay igualdad ni laboral, ni en casa ni en ningún lado; pero no es solo una cuestión ya de derechos, sino de valores, que esta sociedad los está perdiendo», se queja. «¡Menos mal –se consuela– que las mujeres de hoy se sienten más fuertes y más dispuestas a no dejarse avasallar! Las chavalas de hoy vienen pisando fuerte».
Hay esperanza. Como la que trajeron Maite López y Unai Idoyaga, dos amigos de Bilbao que acudieron a la movilización acompañados de tres chavales de 10 a 12 años, Erik, Anje y Gabriel. «Hay que cambiar muchas cosas. Abolir la prostitución, acabar con la violencia de género, los dobles salarios... que son solo la punta del iceberg», se quejan los adultos. «Nosotros pensamos igual», atajan los pequeños.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mejor restaurante de comida sin gluten de España está en Valladolid
El Norte de Castilla
La Unidad de Trasplantes de Valdecilla, premio Cántabro del Año
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.