Menos mal que la Autoridad Vasca de Protección de Datos le ha parado los pies al Ayuntamiento de Bilbao con lo de la red wifi municipal. El organismo que vela por el respeto a la privacidad de la gente alertó de los riesgos que implica, ... en términos legales, recopilar información de los 95.000 usuarios que se enganchan a este servicio gratuito para elaborar con ellos, por ejemplo, estudios de movilidad. Así que el gobierno local ha renunciado a hacerlo. A usar esos datos que quién sabe qué utilidades podrían tener también para los servicios municipales que anden en el procesamiento de big data y prospecciones sociológicas.
Publicidad
De todos modos, si el Ayuntamiento quiere hacer estudios de movilidad siempre tiene la opción de comprar datos a las operadoras de telefonía móvil, que llevan años vendiéndolos. Con el añadido de que no sólo ofrecen información sobre movimientos internos, esto es, en la ciudad, sino también flujos entre municipios, entre comunidades autónomas y entre países; la frecuencia con la que se producen y el tiempo por el que se prolongan.
Por otro lado, y ya puestos a explorar las posibilidades que ofrece la colaboración público-privada en el estudio de los hábitos de la ciudadanía con un enfoque más holístico, también se pueden implementar sinergias con el tejido comercial local y volver la vista hacia los supermercados, que con sus tarjetas de fidelización tienen la posibilidad de conocer muy bien a la gente; de saber cuándo nos ponemos a dieta, si somos celíacos, cada cuanto tiempo compramos preservativos, si empezamos a necesitar pañales de bebé (lo que anticipa futuras compras de potitos), nuestro nivel de renta en función de qué productos consumimos...
De esto último quienes más saben, naturalmente, son los bancos: lo que ganamos, lo que tenemos, lo que debemos... Pero también las tarjetas de crédito cuentan cuáles son nuestros bares y restaurantes favoritos, los hoteles a los que vamos, los países a los que viajamos, los conciertos a los que asistimos, las tiendas en las que compramos, cada cuánto tiempo lo hacemos y cómo vamos cambiando de gustos y de intereses.
Publicidad
También es cierto que todo eso lo compartimos con alegría y despreocupación en las redes sociales variadas que para una generación ya ejercen como expositor de una vida entera, si bien más ficticia que real.
Y Google, corporación todopoderosa cuya desaparición nos devolvería al medievo (¡qué vamos a hacer cuando se vaya la luz y nos quedemos sin maps, sin cloud, sin gmail!), incluso nos recuerda cosas de las que nos habíamos olvidado, como el recuento anual de ciudades visitadas o si en ese restaurante del que estamos leyendo opiniones hemos comido ya hace siete años. A Google le confiamos todo: nuestros secretos más íntimos, nuestros deseos grandes y pequeños, nuestras preocupaciones de salud. De salud también están muy enteradas esas aplicaciones alimentadas por los smartwatches que monitorizan el ritmo cardíaco cuando hacemos deporte y cuando no, que saben cómo dormimos, cuándo hacemos esfuerzos a deshoras y hasta pueden anticipar patologías coronarias, cosa que tendrá mucho interés, por ejemplo, para las aseguradoras.
Publicidad
Pero al menos lo de la wifi de Bilbao está controlado.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.