Ni las tormentas que cayeron a lo largo de toda la mañana del pasado sábado impidieron que el coso principal de Trucíos, situado junto a la iglesia de San Pedro de Romaña, volviera a rozar el lleno. La adversa meteorología estuvo en un tris de ... suspender un festejo que reunió a dos jóvenes promesas: el navarro de origen marroquí Nabil Essaouari 'El Moro' y el valenciano Nek Romero, con toros del ganadero José Cruz Iribarren, a quien se tributó un homenaje póstumo en presencia de su viuda, Alicia Basaguren.
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Sin embargo, cerca de 700 personas cubrieron finalmente los tendidos de una plaza cuyo aforo redujo el Gobierno vasco en casi 200 espectadores por razones de seguridad. Su alcalde, el peneuvista, José Manuel Coterón, agradeció la «tremenda» respuesta del público y confesó que, pese al mal tiempo, se podía haber vendido todo el papel e «incluso bastante más».
La novillada, organizada por el Ayuntamiento y el Excelentísimo Club Taurino de Bilbao, volvió a confimar que Trucíos es el municipio vasco con mayor tradición y que cualquier corrida o novillada se salda con un triunfo. Pero ¿qué tiene esta localidad encartada de poco más de 500 habitantes para arrastrar a tanta gente del pueblo y del resto de Bizkaia?
Y en octubre del año pasado, Trucíos se sacudió los fantasmas de la pandemia y fue, junto a Orozko y la localidad guipuzcoana de Azpeitia, la única de Euskadi que se atrevió a a organizar una novillada sin picadores, con una respuesta igual de espectacular que hace dos días al registrar un lleno hasta la bandera.
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Varias razones apuntalan, a juicio del regidor, el «tirón» de Trucíos, el municipio de la «península» con un mayor número de plazas. Cuenta con cuatro, ubicadas todas junto a ermitas, en los barrios de San Roque, Cueto y Gordón. Todas se encuentran en un perfecto estado de conservación. Están muy «cuidadas y arregladitas». Según Coterón, están para enseñar para «orgullo de un pueblo» que luce a gala su tradición taurina.
«A los vecinos les gustan los toros. Trucíos siempre ha sido un pueblo muy taurino, no es una cosa de ahora, aunque seguro que hay gente que no le gusta. Al que no le gusten, que no venga», concede Coterón, que enfila la recta final de su tercera legislatura al frente del Ayuntamiento. «Para la gente mayor, sobre todo, el sábado volvió a ser un día grande. Salió de casa con ilusión», se felicita el mandatario municipal, que recordó que, además de toros, en fiestas se organizan también partidos de pelota. «Hay que celebrar eventos para todos los gustos», asegura. No obstante, más importante incluso que la tradición, es el «comportamiento sin complejos» de un alcalde que hace gala de una tauromaquia «seria y con prestigio. Las novillas se organizan bien. Vienen grandes ganaderías. Aquí no montamos charlotadas», expresa Coterón.
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Otra de las razones que explican el arraigo taurino local es que el municipio celebra desde hace más de siete décadas este tipo de festejos por el elevado número de vecinos que en los años 50 del siglo pasado se dedicaban a la crianza de ganado bravo monchino. «Ya entonces se lidiaban toros aquí», remata.
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