Lluvia de luz en la Torre Iberdrola

Este sirimiri eléctrico salpicará el rascacielos cada noche entre las 20.30 y las 23.30 horas hasta el próximo viernes, cuando se celebre la Junta General de Accionistas. Está compuesto de 4.500 puntos de luz LED y se calcula que su consumo no será superior al equivalente de seis lavadoras domésticas.

Lejos de ser aleatorio, el juego de luces responde a un complicado cálculo resultado de la combinación de los datos climáticos de temperatura, presión atmosférica, humedad ambiental y fuerza del viento de las ciudades de Brasilia y Bilbao. Así, el encendido y apagado de las luminarias, así como su intensidad y relación dependerá de la información extraída en tiempo real de estaciones meteorológicas ubicadas en ambas ciudades. «Se trata de acercar espacios y visualizar conceptos como atmósfera, clima o sostenibilidad, sin perder de vista que hay objetivos globales de lucha contra el cambio climático que deben unirnos», explica Ampudia.

Siguiendo estos preceptos, el artista ha reciclado los materiales de otro proyecto que ya llevó a cabo en la Torre en 2016. Los mismos elementos tecnologócios que compusieron la obra 'Switch-On', un sistema de luces que conectó Bilbao con personas de más de 15 países estableciendo una relación interactiva entre el público y los LEDs del representativo edificio.

Además de servir de nexo entre ciudades, la instalación –una de las varias iniciativas especiales que celebrará Iberdrola en la semana previa a la reunión de accionistas–, pretende resaltar la relación entre la tecnología y la tradición más ancestral, remitiéndose al rudimentario instrumento del palo de lluvia a través de un avanzado sistema lumínico. «Es necesario acortar distancias entre sociedades», resalta el autor, «poner sobre la mesa una posible relectura sobre la globalización y cómo el arte puede ser un eficaz agente de comunicación».