«Llevo dos días con la maleta hecha, en una semana no me van a ver el pelo»

Otros llevan deseando irse tanto que las ganas les hicieron adelantar la planificación. «Ya hice la maleta hace dos días y he ido a trabajar con ella para venir directa y así poder coger el bus que llega antes a mi destino. En una semana no me van a ver el pelo. Dicho esto, me voy, que no llego», explicaba Andrea López entre risas.

El puente de la Constitución ha dado la oportunidad de disfrutar de unos días de reencuentros y de aventuras. Javier Casielles elige la primera opción: «Me voy a Gijón a ver a mi familia que desde verano no los he podido ver, ya me hacía falta», mientras que Sheila Martín prefiere buscar nuevas experiencias: «No conozco La Rioja y he pensado que este es un buen momento para hacerlo y de paso probar un buen vino».

Para algunos viajeros supone la vuelta a casa. «He llegado de Donostia, pero toda mi familia vive en Portugalete, así que tengo una semana para disfrutar de ellos porque, aunque esté en Gipuzkoa, vengo a verlos poco», indicó Ugaitz García. Ane Román vive en Madrid y también regresa a su hogar, pero por otro motivo: «Se me han acabado los 'tuppers' y vengo a rellenarlos porque como la comida de Euskadi no la hay en otros sitios», bromeó.

Los «menos aventureros», como Julio Torres, un catalán jubilado y afincado en Santutxu, se van a Castro Urdiales. «No me arriesgo. Tengo un amigo con casa allí y puedo pasear por la costa. Además, si me agobio o me canso puedo volver, que estoy a media hora». Otra mujer, Begoña Aguirre, que escuchaba la conversación lo corroboraba: «Es muy cómodo ir allí, está cerca y se disfruta tanto como en cualquier otro lugar. A mí me encanta».

Santander y Pamplona son otros de los destinos que más turistas vecinos reciben. «Navarra es un sitio que me queda 'a tiro de piedra' y siempre me divierto mucho, así que en este tipo de escapadas de unos días prefiero ir a Pamplona o alrededores», precisó Irune Gómez. «Llevo muchos años yendo a Santander por este puente, me gusta la tranquilidad que hay», apuntaba a su vez María Fernández.

La única zona de la Intermodal que estaba prácticamente vacía era la de taquillas. La mayoría había cogido su billete con antelación o por internet. Aún así, siempre queda algún despistado: «Nos hubiera gustado haber planeado el viaje, pero lo hemos improvisado. Menos mal que no tenemos mucha cola», respiró aliviado David Do Santos.