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Laura Cuesta (Madrid, 1976) es profesora de Cibercomunicación y Nuevos Medios en la Universidad Camilo José Cela y divulgadora sobre bienestar digital. Participará mañana en la jornada 'Educación y tecnología' organizada por ELCORREO en colaboración con el Departamento de Educación del Gobierno vasco en el Palacio Europa de Vitoria con la ponencia 'Las pantallas en el aula y fuera de ella'.
– ¿Qué pantallas son las que tienen que estar en el aula?
– Los docentes lo tienen bastante claro. El problema es que se ha hecho una digitalización a lo mejor excesiva. Se compraron pizarras, iPads y chromebooks sin seguir una estrategia. En muchos colegios los niños simplemente han pasado de leer los libros en papel a leerlos en una pantalla. Eso no es innovación educativa. La tecnología en el aula se tiene que implantar de forma progresiva y siempre con unos objetivos pedagógicos. Esto hay que explicarlo bien, sobre todo a las familias, que es donde creo que hay mayor desinformación. Por eso muchas piden colegios sin pantallas.
– ¿Diría que es excesiva la preocupación de las familias con el tema de las pantallas?
– Se junta una preocupación por la educación de sus hijos, que es totalmente entendible, con una falta de información, alarmismo y sensacionalismo. Aunque, por supuesto, yo tampoco quiero ver a niños de 3, 4 y 5 años viendo vídeos en clase sin valor educativo, sólo por entretenerles. En esas primeras etapas necesitan tener herramientas manipulativas y creativas que desarrollen sus habilidades psicomotrices. Y leer, por supuesto. Leer en papel.
– ¿Cómo habría que incorporar entonces la tecnología y la digitalización a la educación?
– Lo primero es formar al cuerpo docente para que prepare al alumnado en un uso crítico, responsable y eficaz de la tecnología porque, al final, se van a convertir en ciudadanos digitales. Lo que tendremos que saber es qué tecnologías hay, cuáles son las que me dan un beneficio en el aula y en qué momentos de mi asignatura puedo utilizar esas herramientas para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
– ¿Esa reflexión debe hacerla cada docente?
– Tiene que venir desde la definición del plan digital de centro. Son los claustros quienes tienen que diseñar cómo va a implementar la tecnología y qué criterios pedagógicos se van a seguir.
– ¿Existe una cierta presión de las editoriales para implantar las tabletas en las aulas?
– A lo mejor parte del problema pudo venir por que, a veces, los centros educativos se vieron un poco embelesados por todas esas nuevas tecnologías con las que podían quizá sorprender a las familias. Los centros implantaron esas metodologías sin haber hecho el trabajo previo fundamental, que era formarse ellos y formar a sus propios docentes.
– Los primeros planes de digitalización se introdujeron hace aproximadamente una década. ¿Se han evaluado sus efectos?
– Lo que sabemos es que se van publicando informes y estudios que nos dicen que tener a niños leyendo muchas horas al día en pantallas no mejora el aprendizaje, incluso puede generar una pérdida de concentración. Otros estudios señalan que disminuir las horas de exposición a pantallas y no sobrepasar las dos horas en materias como Matemáticas mejora el resultado académico. Lo que tenemos que saber cuando usamos tecnología es cómo, cuándo y por qué lo hacemos.
– Pero no hay ninguna fórmula mágica, ¿no?
– No, porque además depende mucho de los centros escolares y de la situación de cada niño, de su entorno. No es lo mismo hablar de centros donde hay familias más vulnerables que otros con familias con más competencias y más estudios.
– ¿Cómo de distinto es, en esos dos casos, el proceso de alfabetización digital?
– Las familias más vulnerables no tienen las competencias digitales para poder acompañar a sus niños y niñas en ese proceso. Muchas veces, el centro educativo es el único sitio donde van a poder recibir esa formación. Tenemos que garantizar la equidad, tanto en la educación digital como en el acceso a los dispositivos tecnológicos, para no aumentar todavía más la brecha digital y social.
– ¿Es partidaria de prohibir los móviles en los colegios?
– Prefiero utilizar las palabras regular y limitar. Los dispositivos, cuando están en los bolsillos de los estudiantes sin utilizarse, lo único que van a hacer es distraer. Incluso van a fomentar que cuando salgan al patio, al comedor o a cualquier otra actividad socialicen menos. Eso es una realidad. Por tanto, me parece correcto poner una serie de normas dentro de los centros escolares. Pero no podemos decir a los alumnos que los móviles son peligrosos como una droga cuando fuera del aula están totalmente normalizados. Tenemos la obligación de formarles y educarles en el entorno digital.
Viernes 31. Palacio de Congresos Europa (Vitoria) de 09.00 a 13.30 h.
Ponentes:
Pablo Duchement. Profesor de Matemáticas en el Colegio Salesianos San Juan Bosco.
Amaia Arroyo. Doctora en Comunicación en entornos virtuales de Mondragon Unibertsitatea.
Laura Cuesta. Profesora de Cibercomunicación y Nuevos Medios en la UCJC.
Javier Martínez. Socio de Knowledge Works, director de Knoco y consultor de la ONU.
Inscripción. Gratuita en jornadaeducacion.elcorreo.com.
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