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Muchos vizcaínos se han ido a Getxo a ver el mar. LUIS ÁNGEL GÓMEZ
Se suavizan las retricciones en Euskadi por la pandemia

Las zonas costeras de Bizkaia, a tope: «Llevábamos un mes y medio sin ver el mar»

Miles de vizcaínos se acercan al Cantábrico y reconquistan las terrazas en el primer día apacible tras el fin de las restricciones

Domingo, 13 de diciembre 2020, 15:22

Durante las cinco semanas que se prolongaron las restricciones de movilidad mucha gente tomó conciencia de hasta qué punto reparte su rutina entre distintos municipios. Para ir a pasear, o de compras, o para quedar con amigos, o para ir al cine... Así que ... no salir del lugar de residencia ya comenzaba a ser una experiencia algo asfixiante.

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El sábado se levantaron las restricciones tanto de movilidad (siempre que no se salga del territorio histórico) como a la hostelería. Hubo algún espectáculo bochornoso por irresponsable y ciertas aglomeraciones, pero en general no se percibió un estallido de actividad. El frío, la lluvia y los tonos grises no invitaban a ello. Pero este domingo las cosas cambiaron. Los cielos mayoritariamente despejados y unas temperaturas amables que rozaron los veinte grados en la costa hicieron bullir calles, terrazas y los habituales rincones frente al mar. Sobre todo, en Getxo.

En el parking situado junto al Fuerte de La Galea apenas quedaba un hueco poco antes de las 11.30 horas y el paseo ya se había convertido en una autopista humana, llena de parejas con niños o con perros y de grupos de amigos que se reencontraban. Como Miguel Santana y Emilio García, de Bilbao. «Venimos habitualmente para poder ver el mar y juntarnos con gente de otros municipios, pero hacía más de mes y medio que no podíamos hacerlo. Aunque en otros municipios más pequeños, con menos opciones, han tenido que pasarlo peor, nos apetecía regresar aquí. Estamos esperando a más gente para pasear hasta Sopelana, unos 8 kilómetros». Durante el confinamiento, «hemos ido bastante al monte, era una de las escapatorias para poder respirar y estar al aire libre».

Más posibilidades

Artxanda fue la válvula de escape para muchos bilbaínos en aquellos momentos. También para Pilar Gómez, que se acercó junto al mar con su marido y con sus tres hijos, muy contentos con sus bicis. «En Bilbao hemos tenido muchas posibilidades, hemos hecho planes de ciudad, hemos ido al monte... Siempre intentando no salir mucho de casa y evitando aglomeraciones, con sentido común. Pero teníamos ganas de que no lloviera y poder salir un poco». Su marido apuntaba que «incluso cuando los bares estaban abiertos hemos ido muy poco, porque una cerveza llama a otra y acabamos abrazados todos. Somos los primeros que incumplimos, metemos la pata sin querer muchas veces».

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1. En la ciudad. Bilbao también recuperó actividad callejera, especialmente en los paseos junto a la ría y en la Gran Vía. | 2. Puerto deportivo. El buen tiempo y la temperatura agradable llenaron las terrazas por primera vez desde hace más de un mes. Pankra Nieto y Luis Ángel Gómez

Ya al mediodía, miles de personas habían tomando Ereaga y la zona del Puerto Deportivo. Miren Carbayo y Maialen, de Bilbao y Berriz, se vieron por primera vez el sábado tras un mes y medio. Este domingo por la mañana se acercaron hasta Getxo a dar un paseo. «Necesitaba salir de mi municipio, ver la playa y dar un paseo. Y qué mejor sitio de reencuentro de amigas que la playa», apuntó Miren. Ana Pérez y Pepe Cervilla, una pareja de Leioa, podían comparar como este domingo habían cambiado las cosas. «Hemos estado viniendo a pasear las últimas semanas porque es pueblo colindante, y está a tope. Hemos aparcado de milagro».

Las terrazas del Puerto Deportivo también fueron lugar de peregrinación. Pero los hosteleros siguen muy preocupados. «Nos alegramos de que nos hayan abierto, pero nos tememos otro cierre en cuanto pasen las navidades», recela Naima, dueña del Gran Cabo Matxitxako y del Matxitxako, que sigue cerrado. Nota demasiado relajamiento. Pese a que sólo están permitidos grupos de un máximo de seis personas «en cuanto te giras, la gente se junta, y la mayoría se dejan colgando la mascarilla, cuando hay que quitársela solo para beber y comer. Lo de fumar ha quedado en recomendación. La mitad de la gente no cumple las restricciones», lamentó.

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Junto a la ría

No hubo que irse junto al mar para encontrar grandes cantidades de personas disfrutando del día apacible. Los termómetros marcaban 17 grados y el Arenal bilbaíno, el paseo de Uribitarte y la Gran Vía estaban abarrotados. Koldo caminaba por el margen de la ría acompañado de dos amigos y seguido por sus dos hijas en patinete. «Es el primer día bueno en dos semanas de lluvia. Había que aprovecharlo. No somos de bares, así que teníamos ganas de andar». No muy lejos, Marina empujaba la silla de ruedas de su ama. «Hemos venido a por flores para decorar en Navidad. Una hora de cola hemos estado». También estaban llenos los mercadillos navideños. El de belenes controlaba el acceso de los visitantes con un contador electrónico.

Tras el paseo, qué mejor que inaugurar una terraza. Resurgieron por toda la villa aprovechando una mañana casi estival. Tere y su hija Ane habían llegado «andando desde Basauri» y compartían dos cafés reparadores en la calle Villarías. En la Plaza Nueva, en Particular de Indautxu y en Ledesma estaban ocupadas la mayoría de las mesas poco antes de la hora de comer. De cualquier modo, en la calle paralela a la Gran Vía no abrieron todos los locales. En el tramo donde suelen concentrarse más personas, entre Berastegi y Alameda Mazarredo, solo levantaron la persiana la mitad de los bares.

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«Llevábamos mucho sin venir porque vivimos en Berango y teníamos muchas ganas de ver a las nietas», contaba Ana y su familia mientras compartían unas aceitunas. «Desde principios de noviembre sólo nos hemos visto un día. Hay que cuidarse».

El tráfico aumenta, pero sigue muy lejos de los niveles de 2019

El sábado fue la primera jornada sin restricciones para moverse entre municipios vascos (siempre que estén en un mismo territorio histórico), y eso se notó en las carreteras. Quizás no tanto como se preveía, y desde luego en niveles aún muy lejanos a los de las mismas fechas del año pasado. Pero sí hay cambios.

El Departamento de Seguridad del Gobierno vasco publica a diario la evolución del tráfico en esta segunda ola pandémica en comparación con las fechas equivalentes de 2019. Pues bien, durante los sábados anteriores (28 de noviembre y 5 de diciembre) el desplome de entradas de coches a Bilbao había sido superior al 68%. Pero este sábado, primer día con libertad para cambiar de municipio, la caída se rebajó al 46%. Una tendencia parecida a la registrada en Vitoria y San Sebastián.

En cuanto a los desplazamientos de largo recorrido por las carreteras vascas, frente a desplomes en el entorno del 50% durante los fines de semana con restricciones de movilidad en vigor, el pasado sábado se quedó en una reducción del 38%.

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