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LUIS LÓPEZ
Miércoles, 12 de septiembre 2018, 01:43
Hace tiempo que los vecinos de los barrios periféricos de Bilbao apenas tienen sitio para aparcar. Normal. Porque mucha gente que se acerca hasta la ciudad desde otros municipios deja ahí el coche, en la zona blanca, y luego continúa hasta el centro en ... transporte público. Por eso los colectivos vecinales reclaman la implantación de la OTA en esas zonas. Para que haya sitio para los residentes. Y, ahora, el Ayuntamiento les ha escuchado. El concejal de Movilidad y Sostenibilidad, el socialista Alfonso Gil, anunció ayer que el estacionamiento de pago se extenderá a San Ignacio, Zorroza, La Peña, Santutxu/Bolueta, Ciudad Jardín y la zona alta de Uribarri. Es decir, casi a toda la villa a excepción de zonas como Txurdinaga, Otxarkoaga, Altamira, Arangoiti...
¿Cuándo? El año que viene. El asunto pasará antes por el Foro para la Movilidad, un organismo en el que se darán cita todos los agentes que firmen el futuro Pacto por la Movilidad Sostenible, y donde la idea es que se junten desde los grupos políticos, hasta agrupaciones de ciclistas, motoristas, peatones, taxis, agentes logísticos... El plan es que se reúna por primera vez en octubre, el mes que viene. Luego, el asunto se tratará en los distritos. Y, finalmente, la OTA se implantará en los barrios mencionados. «Son los que han pedido esta medida», explica Gil. No tiene por qué ser una lista cerrada, y el detalle de las calles afectadas surgirá en esas mesas de trabajo. La intención es que la mancha de la OTA se extienda en 2019, quizás en el primer semestre.
El concejal hizo el anuncio durante su comparecencia para dar explicaciones, a petición de Udalberri, sobre la polémica retirada de la OTA durante el mes de agosto, que tantas quejas vecinales generó. En realidad, fueron 119, según explicó Gil. Una cifra modesta, a su juicio, si se tiene en cuenta que «tenemos 16.000 plazas de aparcamiento en zona OTA». Eso sí, el 80% de las protestas fueron presentadas por residentes en los barrios del centro de Bilbao, que es donde «ha habido dificultades de aparcamiento», pero «no caos circulatorio», dijo Gil.
Para Carmen Muñoz, de Udalberri, esas 119 quejas son «muchas», y criticó los efectos de levantar el estacionamiento de pago. De hecho, aseguró que supone un incumplimiento del Pacto de Movilidad, cuya filosofía pasa por poner coto al vehículo privado. «Si se quita la OTA, ya se sabe qué va a pasar».
En todo caso, Alfonso Gil convirtió ese debate incómodo sobre lo sucedido con la OTA en agosto, en el anuncio de su extensión a los barrios periféricos, una decisión muy popular para buena parte de los vecinos de Bilbao. De hecho, el presidente de la federación de asociaciones vecinales, Javier Muñoz, se felicitó por el nuevo escenario. «Es una buena idea». Es más, espera que la lista de barrios afectados no sea cerrada porque también sería interesante «extender el estacionamiento de pago a zonas como Basurto-Castrejana».
En cualquier caso, el concejal de Movilidad recordó que la decisión de retirar la OTA en agosto respondía, tal y como se había anunciado, a la petición de los comerciantes para atraer a más clientes en un mes sombrío para las ventas -está pendiente contrastar sí la medida les ha aliviado-. Pero, además, desveló que su otro objetivo, mantenido oculto hasta ahora, era estudiar cómo se comportaba la ciudad de cara, precisamente, a tomar medidas como la de extender las zonas de pago a otros barrios. ¿Qué han detectado? Que entre las 7.30 y las 9.30 de la mañana, de media, entraban en Bilbao 1.300 vehículos más que en el mismo mes del año anterior. Y eso supone un aumento del 23%. «Creemos que es gente que viene a trabajar, que dejaba el coche en barrios sin OTA y que, el mes pasado, ha decidido llegar hasta el centro de Bilbao». ¿No puede ser gente que antes usaba el transporte público? «Es lo que estamos estudiando», responde Gil. Aunque también han detectado que la saturación en barrios como La Peña y San Ignacio ha sido menor este verano.
Además, el concejal quiso ver otro aspecto positivo en el experimento de agosto: el hecho de que la ciudadanía tomase conciencia de que la OTA es una herramienta fundamental en las políticas de movilidad. Cuando falta, se la echa de menos.
Tal y como están las cosas en el ascensor de Begoña, el Ayuntamiento es un «mero espectador», dice Alfonso Gil. El concejal respondió así al popular Óscar Fernández Monroy, quien tras el fin del proceso judicial que ha dado la razón a la concesionaria en contra de las pretensiones del Gobierno vasco, se interesó sobre el futuro de esta infraestructura, ahora sin uso. «Los vecinos reclaman soluciones». Gil manifestó la intención municipal de hacerse con el ascensor una vez que se ejecute la sentencia, si bien el Gobierno vasco deberá entregarlo «en perfecto estado de revista». Como el resto de equipamientos de este tipo, será gratuito. Eso sí, nadie sabe cuándo volverá a la vida ya que, insistió el concejal, la pelota está en el tejado de Lakua.
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