«Si llega a suceder durante el día pilla a algún crío seguro»

«Si llega a suceder durante el día pilla a algún crío seguro», apuntaron varios residentes en la zona de Bakea, en Bakio. Y es que en ese punto de la localidad, el viento se llevó por los aires como si fuera de papel una carpa de cerca de mil metros cuadrados en la que se celebraban todo tipo eventos y «en la que casi siempre hay niños jugando junto a sus padres cuando hace mal tiempo».

Una de las piezas de hierro de la cubierta salió volando e impactó contra la fachada de un bloque de viviendas cercano, destrozando el toldo de uno de los primeros pisos y afectando también a la planta baja. Asímismo, tres vehículos que se encontraban en las inmediaciones resultaron dañados. «Algunos trozos de la carpa aparecieron incluso camino del muelle», a más de cien metros de su emplazamiento original, explicó la alcaldesa de la localidad turística, Amets Jauregizar.

«Me levanté a eso de las cuatro de la mañana a poner el biberón a la niña y escuché un fuerte golpe, pero como durante toda la noche se oían ruidos no le di mayor trascendencia. Hasta que a eso de las cinco me asomé a la ventana y vi el desastre que había pasado y a los Bomberos trabajando», relataba ayer Deme, que reside en Bakea y que por la tarde jugaba con su hija mayor en la pista de skate contigua.

No fue el único equipamiento que resultó dañado en Bakio. La cubierta del frontón también quedó seriamente afectada. El viento arrancó de cuajo la parte más próxima al frontis y la lanzó sobre el tejado del Txakolingunea, que se encuentra pegado al recinto deportivo y que «muy probablemente también haya sufrido algún desperfecto», adelantó la primera edil. El Ayuntamiento tiene previsto poner en marcha un servicio especial de atención a la ciudadanía a partir de hoy para cuantificar los daños y «facilitar toda la información necesaria a los vecinos sobre las reclamaciones a realizar», detalló Jauregizar.

«Llegué a casa a eso de las tres de la madrugada de trabajar y fui esquivando y retirando contenedores de basura y sillas de terraza que salían volando por todas partes», apuntó Asier para explicar la situación vivida de madruga en Bakio. En la vecina Bermeo, la noche también fue bastante ajetreada para los servicios de emergencia y Protección Civil. El colectivo de voluntarios tuvo que afanarse, sobre todo en la retirada de árboles caídos sobre las carreteras y en asegurar andamios, chimeneas y antenas ante el riesgo de que se desplomasen sobre la vía pública.

«Empezado a las cuatro y media y hemos despiezado seis árboles antes de llegar a Sollube», apuntó el responsable de Babes Zibila de la villa marinera, Jon Ojanguren. Una vez que alcanzaron el barrio de Mañuas se encontraron con trabajadores forales que habían abierto la vía por el otro lado e intentaban retirar un gran ejemplar que se encontraba semicaído sobre el tendido eléctrico. «En un momento, los cables hicieron de palanca y el árbol golpeó de lleno a uno de los operarios que resultó herido. Por suerte la vía ya estaba transitable para su evacuación», relató uno de los miembros que participaron en el operativo.