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Cola de coches en la calle Ayala, a la espera de la apertura del parking de El Corte Inglés Jordi Alemany

Ligeras colas a la puerta de El Corte Inglés

De manera excepcional, los grandes almacenes han abierto las secciones de alimentación, parafarmacia y electrónica

Domingo, 22 de marzo 2020

Como medida excepcional, El Corte Inglés ha abierto hoy sus secciones de alimentación, parafarmacia, estanco y electrónica. En una Gran Vía desierta, en la que hasta alguno de los quioscos de prensa está cerrado -es zona de oficinas y pocos residentes y no hay muchos ... lectores-, a las 11 de la mañana se ha formado una cola muy reducida, de unos 15 compradores, frente al acceso del número 7 de los grandes almacenes, que también ha abierto el de gran Vía con Alameda de Urquijo, frente a cuya persiana no aguardaba nadie.

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La cola se ha diluido desde el mismo momento de la apertura del centro y no se ha vuelto a formar a lo largo de la mañana. Aunque el aforo del supermercado de estos grandes almacenes está limitado, no ha sido necesario hacer aguardar a nadie fuera. Dentro, había tres cajas abiertas, en las que sí que, en algún momento del continuo pero reducido goteo de clientes, ha habido que esperar para pagar.

El supermercado estaba abierto pero no del todo: «Los mostradores de carnicería, pescadería, etcétera permanecen cerrados», explica un portavoz de El Corte Inglés. «Por lo demás, todas las estanterías están bien surtidas y no hemos tenido ningún problema en este sentido». Aquí no se ha dado el problema del papel higiénico abducido.

Patatas y morcillas

Los clientes son residentes del entorno, que no es especialmente poblado. La continua presencia de patrullas policiales tanto de la Ertzaintza como de la Policía Local, está empezando a disuadir a los compradores excursionistas, aquellos que estos días han paseado su carrito varios distritos más allá de su lugar de residencia para comprar patatas o unas morcillas. Alberto, un joven que vive prácticamente a la vuelta de la esquina, en Alameda de Urquijo, describe su compra: «Fruta y algo de carne, unos yogures... cosas así para tirar un par de días más sin tener que salir.

De hecho, para no hacerlo a diario, estamos congelando el pan». Nuria, una joven que también vive muy cerca, explica que acude a comprar «alimentos frescos, fruta y verdura. En casa hemos espaciado la compra para no tener que andar por la calle, compramos cada 3 días o así». Sus testimonios son intercambiables con el de cualquiera de los clientes consultados. Se ha impuesto la compra razonable sobre la compulsiva que se dio en los primeros días de alerta. Así lo aprecian también desde los mismos grandes almacenes. «El objetivo de abrir en domingo, de forma extraordinaria es evitar la la aglomeración o la llegada de muchas personas el resto de los días. Los que vienen hoy no lo harán mañana, con lo que intentamos reducir el contacto entre las personas».

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Se pide a los clientes que se laven las manos con hidrogel y usen guantes para hacer su compra

Se dice que una fantasía muy extendida es moverse por unos grandes almacenes cerrados. En realidad no es muy emocionante. Quienes vienen a comprar a los de Gran Vía se encontrarán con que todo su recorrido está marcado hasta el supermercado, la parafarmacia o el estanco. Las demás secciones están cerradas, con paneles y precintos, y apenas se vislumbran al subir por las escaleras mecánicas, en cuyos extremos hay paneles que impiden circular libremente por cada planta. Las escaleras solo llevan hasta el supermercado. Todo el recorrido está marcado con líneas de seguridad en el suelo y precintos. Dentro, se pide a los clientes que se laven las manos con hidrogel y usen guantes para hacer su compra.

Además de la reducción del aforo y estas medidas higiénicas, se han adoptado otras normas: el acceso a la tienda será individual, nunca en grupo; se pide mantener una distancia mínima de un metro entre personas y evitar todo contacto físico. Se pide además, «siempre que sea posible», pagar con tarjeta de crédito o con el teléfonco móvil.

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Nadie aguarda a las puertas del otro centro de El Corte Inglés, el que alberga la sección de electrónica, en Gran Vía 20. Aquí el goteo de compradores es eso, un goteo. Las adquisiciones son pequeñas 'urgencias' técnicas: un cable para la televisión con el que sustituir uno que se ha roto, un cargador de móvil, un cartucho de tóner para poder seguir imprimiento para el trabajo en casa...

Eso sí, hay que venir con la compra clara, porque la circulación dentro no es libre, no se puede curiosear entre los productos. Al entrar, una persona pregunta al cliente lo que quiere. Se le hace aguardar a que salga quien esté ya dentro, si es necesario, y después un dependiente acompaña al comprador o va a buscar directamente el producto solicitado mientras este aguarda. Todos los empleados llevan mascarilla y guantes, como los del supermercado o la parafarmacia.

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«Paran en unos puntos establecidos del parking, abren el maletero y se les mete la compra que han hecho por internet. No hay contacto entre compradores y personal»

También se ha formado una pequeña fila de coches en la entrada del parking, en la calle Ayala, a la espera de que se les permita la entrada. Acuden a recoger la compra que han hecho online, en una de las modalidades de adquisición telemática que ofrecen estos grandes almacenes, y cuyas ventas se han multiplicado «exponencialmente». «Los conductores llegan, paran en unos puntos establecidos del parking, abren el maletero y se les mete la compra que han hecho por internet. No hay contacto entre compradores y personal».

Donde sí se ve actividad es en el muelle de carga de los grandes almacenes. Todos los andenes están ocupados y salen pedidos continuamente. Las entregas a domicilio de las compras on-line se han ido espaciando «y ya suponen algunos días de espera», explican. Los pedidos se han multiplicado hasta por seis respecto a los números habituales. En otra modalidad, en la que se adquiere online pero se recoge en persona, en la primera planta, «los pedidos se han multiplicado hasta por 10».

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Una trabajadora lleva una tele desde Gran Vía 12 al parking del edificio principal para atender una compra on-line Jordi Alemany

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