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Draga de succión Cristóbal Colón (2009), de 46.000 metros cúbicos de capacidad y 183 metros de eslora. fotos: mireya lópez

El legado de La Naval, salvado en una subasta

26 maquetas. ·

Una firma bilbaína las adquiere junto a 60 fotografías con el fin de cederlas a Itsasmuseum para que las exponga al público

Lunes, 13 de septiembre 2021, 01:29

Entre las joyas recuperadas figura un facsímil de la escritura fundacional de La Naval en 1909, junto a 60 fotografías de los principales hitos del astillero de Sestao y, sobre todo, 26 impresionantes maquetas a escala, dos de lo que fueron sus instalaciones y el ... resto de los impresionantes barcos que construía. Su doloroso cierre en 2019 dejó un gran vacío en el corazón de la Margen Izquierda y de toda Bizkaia, y ahora la subasta de sus bienes en lotes amenazaba con desperdigar para siempre los restos de su legado. La firma bilbaína Kereon Partners, sin embargo, se ha hecho con la propiedad de todos estos tesoros con el objetivo de «preservarlos». Sus responsables adelantan que para lograrlo los cederán altruistamente a Itsasmuseum Bilbao, «algo que queremos hacer este mismo otoño». Su ilusión es que pasen a formar parte de las numerosas colecciones sobre la tradición marítima de Bizkaia que ofrece a los visitantes dentro de su exposición permanente.

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«De la que más orgullosos estaban era de la del 'Cristóbal Colón'», subrayan los responsables de la firma adquirente, especializada en la inversión en empresas. Se entregó en 2009 y batió un récord al ser la draga de succión de arenas del subsuelo más grande del mundo. «Entonces La Naval todavía era un referente en el sector», remarcan. Así lo demuestra otra maqueta, la del buque de 191 metros de eslora (longitud), que cuando se botó en 2006 era también el más grande dedicado al depósito de rocas en el lecho marino para cubrir y proteger cables submarinos y gasoductos. «El astillero construyó dos iguales para la misma empresa. Uno de ellos lo destinó para trabajar en el hemisferio norte y el otro, en el sur», detallan.

Simon Stevin (2006), buque para labores en el fondo marino.

Por supuesto, tampoco podía faltar el Bilbao Knutsen, «que es la maqueta más grande de todas». Fue también una de las mayores construcciones del astillero, «tanto que ha quedado para el recuerdo como una de las fotografías más impactantes del Puente Bizkaia, ya que ha sido el único barco que llegó a golpear con una de sus antenas en su pasarela peatonal cuando lo sacaron de la ría en 2003».

Todavía les queda documentar bien cada reproducción. «De algunas solo tenemos el nombre del buque pintado en el casco», pero ya han podido comprobar que todas se remontan a construcciones realizadas en los últimos 40 años. «La Naval hizo más de 200 embarcaciones y nos consta que la empresa tenía la tradición de realizar dos maquetas a escala, una para el armador y otra que se quedaban ellos», remarcan. Así que las demás «han desaparecido o bien están en manos privadas», apuntan.

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Ferry Balearia (2016-17), de 232 metros de eslora y 30,4 de manga.

Las recuperadas son las que los propios astilleros lograron recopilar y que estaban en la casa museo que, con motivo de la celebración de su centenario, se habilitó en la antigua «casa del guardés». De los anteriores, tan solo quedan algunas imágenes, como la inauguración del primer gran barco que construyó La Naval, el Conde de Zubiria (1917), o la del Alfonso XII (1920), a cuya botadura asistió el mismo rey. También se conservan fotografías que revelan que La Naval construía asimismo autobuses (1940) e incluso tanques y obuses durante la Guerra Civil.

El gasero 'Bilbao Knutsen', el más grande construido en La Naval, golpeó con la antena la pasarela del Puente Bizkaia

Instalaciones protegidas

Especial atención, en cualquier caso, merecen las dos maquetas que ofrecen una visión aérea de las instalaciones del astillero con varias décadas de diferencia. Se aprecia el proceso de modernización que acometió la empresa, aunque en ambos casos se distingue con total claridad la zona donde nació, «la de los dos diques secos, dentro de los cuales se construían los barcos y luego se llenaban de agua para que flotaran y saliesen a la ría ya navegando».

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«Están declarados patrimonio protegido, por lo que la empresa que ha comprado los 280.000 metros cuadrados que ocupaba La Naval podrá instalar allí las actividades empresariales y comerciales que quiera, pero esos diques no los podrá tocar», subrayan desde Kereon Partners. Ni tampoco la pasarela cubierta que discurre sobre las vías del tren Bilbao-Santurtzi y que durante muchas décadas constituyó la entrada principal al astillero.

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