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Octavio Igea
Jueves, 29 de septiembre 2022, 11:45
La lanzadera subterránea que unirá las estaciones de metro de Las Arenas y Sestao funcionará cada cuatro minutos, en ambos sentidos, y no necesitará maquinistas. Será un servicio automático similar al que funciona ya en el aeropuerto de Madrid y el suburbano de Barcelona, y tendrá dos objetivos. El primero, reducir 21 minutos los tiempos de conexión -de 25 a 4- entre las líneas 1 y 2.
La segunda meta, asegura la Diputación, será contribuir a «descongestionar» las carreteras del Bilbao metropolitano, especialmente el Puente de Rontegi. Según los cálculos del Gobierno foral la lanzadera evitará unos 180.000 desplazamientos en coche anuales entre ambas márgenes de la ría, lo que viene a ser algo menos de 500 vehículos al día. «Es una cifra modesta pero no desdeñable», argumentó ayer el diputado de Infraestructuras. Imanol Pradales también apeló al impacto medioambiental para justificar una obra que requerirá una inversión de 185 millones, que se suma a los 400 millones que costará el subfluvial. «Hablamos de eliminar la huella de carbono de vehículos que hacen unos 6.000 kilómetros por jornada», añadió.
Pradales compareció para dar los detalles de un proyecto que anunció a bombo y platillo el miércoles en Gernika el diputado general, Unai Rementeria. Será la gran obra que afrontará la institución foral durante el próximo lustro junto con el subfluvial de Lamiako, el 'gemelo' de Rontegi que pretende, también, aliviar el punto más «vulnerable» de toda la red viaria vizcaína. Se trata de proyectos independientes, pero con un importante nexo: compartirán trazado soterrado durante unos 300 metros para cruzar el Nervión y casi fecha de inauguración: se estima que ambas infraestructuras entrarán en funcionamiento en 2028 «con un pequeño margen de decalaje». Ambos proyectos los tendrá que sacar adelante el próximo equipo de gobierno, una vez que Rementeria, su promotor, no repetirá.
La lanzadera es un viejo anhelo para «mallar» el trazado de metro. Igual que ocurre con las carreteras, se plantea como una segunda conexión entre las líneas 1 y 2 del suburbano -la primera es el intercambiador de San Ignacio-, y todos los estudios técnicos han coincidido en señalar que los puntos más cercanos y propicios para hacerlo son las estaciones de Sestao y Areeta.
La financiación y la tarifa
En ambas se creará un segundo andén desde el que partirán las nuevas unidades automatizadas. Avanzarán en las dos direcciones a la vez por una vía única y deberán cruzarse en un 'by pass' que se habilitará a lo largo del recorrido. El cálculo de la Diputación es que la lanzadera sea utilizada unos 5.000 pasajeros diarios. En 2019, año récord para Metro Bilbao y el último sobre el que existen datos antes de la pandemia, el trasvase de pasajeros de una margen a otra a través del intercambiador de San Ignacio alcanzó los 7.601 desplazamientos diarios, según los datos del suburbano.
El desafío técnico que conllevará la ejecución de la lanzadera subterránea será muy importante. En sus 2,6 kilómetros de recorrido deberá superar un desnivel de 100 metros y pendientes de casi el 9%. Unas condiciones que no puede asumir cualquier unidad ferroviaria. El trazado tendrá su punto «crítico» en el cauce de la ría, a 60 metros bajo el nivel del mar, desde el que tendrá que remontar hasta los 38 por encima de la cota cero a los que está construida la estación de Sestao. Tal es la complicación que el recorrido en la margen izquierda culmina en forma de lazada para suavizar las cuestas.
Aunque ya existe un boceto bastante avanzado, la Diputación suscribió el martes un acuerdo de colaboración con el Consorcio de Transportes de Bizkaia para concretar los detalles técnicos. El CTB será el responsable de definir el proyecto constructivo y de licitar los trabajos. Según los cálculos del Ejecutivo foral, los trabajos podrían iniciarse a mediados de 2024 para estar culminados cuatro años después. La Diputación y el CTB también se han comprometido a hablar de la financiación, en la que podría implicarse el Gobierno vasco. La otra duda es la del precio. Pradales consideró ayer «precipitado» desvelar si los usuarios de la lanzadera tendrán que pagar un coste adicional a la tarifa de metro.
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