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Mañana comienza el juicio contra Jaime Acebes, jubilado de 73 años, que conducía el monovolumen que atropelló y causó la muerte de Erika Rey, vecina ... de Sestao de 42 años; su hijo Ethan, de 19, y una amiga, Tere Ramos, de 68, junto al camping de Suesa (Cantabria) cuando circulaba presuntamente con exceso de velocidad y en estado de embriaguez. La vista oral estaba prevista durante tres días en la Sección Primera de la Audiencia cántabra, aunque la Fiscalía ha intentado alcanzar un acuerdo con acusaciones particulares y defensa, lo que reduciría las sesiones, ya que si el acusado reconoce los hechos, no sería necesario probarlos.
La fiscal solicitaba para él seis años de prisión por un delito de homicidio por imprudencia grave en concurso con un delito contra la seguridad del tráfico por conducción bajo la influencia del alcohol y otro delito de conducción temeraria. Además, el Ministerio público también reclama que se le retire el carné durante nueve años, lo que dada su edad supondría la pérdida definitiva del permiso. Las acusaciones particulares, que representan a las familias de los fallecidos, elevaban la petición a nueve años de prisión al aplicar el artículo agravado por causar múltiples víctimas. La familia vizcaína pide que se le prohiba acercarse al camping de Suesa porque ellos siguen acudiendo.
Pese a las graves consecuencias que acarrean, los delitos de tráfico no conllevan penas elevadas. La muerte de Erika y Ethan dejó un hogar destrozado y sumido en el dolor. Miguel Ángel, marido y padre de las víctimas, y el hijo pequeño del matrimonio, que ahora tiene 14 años, han tenido que aprender a convivir con la ausencia de sus principales pilares.
Todo ocurrió en plena Semana Santa, el 4 de abril de 2023. La pareja, que llevaba yendo a ese camping veinte años, desde que eran novios, y sus hijos pasaban allí sus vacaciones. Alrededor de las ocho de la tarde, Erika, su hijo y una amiga salieron a dar un paseo con uno de los perros de la familia vizcaína . Cuando caminaban por la senda peatonal, fueron arrollados por el monovolumen 'SsangYong Rodius' de siete plazas y dos toneladas de peso de Jaime Acebes. Según testigos, al menos dos vehículos tuvieron que desviar su trayectoria unos metros antes para evitar colisionar contra él, que iba haciendo «eses» por la carretera entre Somo y Suesa. El impacto arrojó a las víctimas a 20 metros de distancia y les provocó la muerte prácticamente en el acto. También mató a la mascota y causó heridas a una conductora contra la que chocó tras el triple atropello mortal.
Según el atestado elaborado por la Guardia Civil, que tendrá que ser cotejado durante el juicio, el conductor arrojó una tasa de 0,73 miligramos de alcohol, muy por encima del 0,25 permitido. Él aseguró que se encontraba «perfectamente bien» y que si no «no habría cogido el coche», aunque clientes de un bar han declarado que intentaron evitar que se pusiera al volante porque había estado bebiendo. Los cálculos de velocidad concluyen que el vehículo circulaba a 79 kilómetros por hora en un tramo limitado a 50.
El viudo y su hijo se encontraban en el bungaló y al escuchar el estruendo salieron a comprobar lo que había ocurrido, momento en que se encontraron de bruces con la tragedia. La desgarradora escena se les quedó grabada en la memoria y les sigue torturando.
Tras ser detenido, el presunto autor del atropello, uno de los más graves de los últimos años, quedó en libertad provisional. La jueza justificó su decisión en que no había riesgo de fuga ni de reiteración delictiva porque el monovolumen había quedado siniestro total. En agosto del mismo año, la Audiencia cántabra resolvió en un recurso que el conductor debía ingresar en prisión provisional, donde ha permanecido desde entonces.
Los forenses descartaron que el acusado sufra trastorno mental alguno. El alcohol potenció el efecto de los tranquilizantes que estaba tomando como tratamiento, aunque según la pericial, había desarrollado «tolerancia», por lo que concluye que la pastilla de la mañana no debió de «afectarle a sus aptitudes psicofísicas».
Al juicio sólo asistirán el viudo de Erika y padre de Ethan y su hermana y tía Jessica. «Mi ama no irá y el niño tampoco. Ni se lo hemos dicho, queremos mantenerle al margen», explica Jessica. El menor, de 14 años, que vio a su hermano y a su madre en el suelo tras el accidente, sigue sin hablar de ello. «Estamos nerviosos y con asiedad, pero al final hay que estar allí y tratamos de llevarlo de la mejor manera». Quieren ir cerrando la herida, aunque saben que nunca podrán olvidar. Su único consuelo pasa por que el causante de tanto dolor sigue en la cárcel. «Esperamos que se haga justicia, aunque sea mínima. Ya que tratar el caso como homicidio doloso parece imposible, al menos que sea por imprudencia», dice.
Mañana está previsto el interrogatorio del acusado y la declaración de los primeros testigos. El martes sería el turno de las testificales propuestas por la defensa y concluiría con las pruebas periciales, como la de velocidad. La última jornada, prevista para el miércoles, 6 de noviembre, intervendrían los forenses y terminaría con las conclusiones e informes finales de las partes. En caso de acuerdo de conformidad, la vista se reduciría notablemente.
La petición de la Fiscalía es una de las más elevadas para delitos de tráfico al tratarse de uno de los atropellos múltiples más graves registrados en Cantabria.
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