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asier andueza
Martes, 19 de septiembre 2017, 00:36
El jueves comenzará en Amberes el juicio contra tres personas acusadas de robar en dos ocasiones a Hodei Egiluz, el joven de 23 años de Galdakao que desapareció en la madrugada del 19 de octubre de 2013 en la citada ciudad belga y cuyo cuerpo ... apareció en el río Escalda en febrero del pasado año. El proceso contra Mohamed Y., Youssef M. y Jaoud M., que fueron detenidos apenas dos semanas después de que se perdiera la pista al vizcaíno, no está sin embargo relacionado con el fallecimiento de Egiluz.
Las autoridades belgas decretaron a lo largo de 2014 la libertad con cargos de los tres acusados basándose en la falta de pruebas concluyentes sobre su implicación en la desaparición del ingeniero informático, aunque manteniendo la acusación de un presunto delito de robo y posesión de objetos robados; en concreto, por la sustracción del teléfono móvil y la cartera de Egiluz.
Portavoces de la familia, que se desplazará mañana a Amberes junto con más de una decena de vecinos de Galdakao, avanzan que en el juicio «declarará, junto a los implicados, la persona que compró su móvil». Se trata de Carmen T., que en un primer momento fue también detenida por adquirir el ‘smartphone’ de Egiluz por 60 euros a uno de los acusados, el novio de su hija.
Según el relato de la Fiscalía, los tres jóvenes, que reconocieron ser los autores de los asaltos a Hodei, habrían estado controlando los movimientos del ingeniero informático en un bar del barrio Rojo. Al salir, uno de ellos le sujetó del cuello mientras otro le amenazaba con un cortauñas. Posteriormente, intentaron sacar dinero con su tarjeta en algunos cajeros, lo que permitió identificarlos.
El vizcaíno salió esa noche a celebrar el cumpleaños de un amigo por el centro de la principal ciudad del norte de Bélgica. Cuando se despidió, sobre las tres de la madrugada, en lugar de dirigirse a casa fue en dirección contraria, según atestiguan las imágenes grabadas por varias cámaras. Tras los robos, Egiluz salió corriendo. Sobre las 4.10 horas otra cámara de seguridad le capta; se le ve «aturdido» y «desorientado». A las 4.30, unos testigos le sitúan en la calle Koolkaai, a apenas 500 metros del Escalda. Se les acercó pidiendo ayuda, «atemorizado». Decía que le «querían violar» y no paraba de mirar hacia atrás, como si alguien le siguiese, relataron estos jóvenes, que le preguntaron si quería que llamasen a la Policía o a un taxi. Como no contestaba, se marcharon. Fueron los últimos que le vieron con vida.
Desde entonces, la Policía belga rastreó durante más de 3.200 horas el río, examinó las grabaciones del entorno en el que desapareció -muchos de los dispositivos estaban estropeados- e incluso su familia ofreció una recompensa de 10.000 euros por cualquier información. Finalmente, su cuerpo apareció en el río, en las inmediaciones del lugar en el que se perdió su rastro.
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