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La titular del juzgado de primera instancia e instrucción número 4 de Getxo ha declarado «nula» la compraventa de una finca en la que se ... ubica el conocido como 'cementerio de los ingleses' -donde están enterrados, entre otros, soldados de este país muertos en las dos guerras mundiales- a un constructor vizcaíno en diciembre de 2004, por lo que el Gobierno británico recuperará su propiedad. La sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico y que todavía no es firme, considera que se produjo un «error inexcusable» en el proceso, ya que el comprador, el entonces cónsul británico -«en representación del Gobierno de su majestad»-, no sabía que estaba vendiendo el camposanto, pese a que la escritura se realizó ante un notario de Getxo. Salva Miguel, el empresario vizcaíno que adquirió la finca por 264.000 euros, ya ha anunciado que recurrirá la decisión, que considera injusta, ante la Audiencia Provincial. Quince días antes de hacerse pública esta resolución, los tribunales ya habían echado para atrás unas medidas cautelares fijadas por la magistrada, según las cuales se debía de incluir una «anotación preventiva» en el registro de la propiedad para que la finca no pudiera venderse a terceros.
Trece años después de que la mercantil Kobiur XXI adquiriera el terreno, de unos 10.000 metros cuadrados entre Sondika y Loiu, Salva Miguel acudió en abril de 2017 al registro de la propiedad y al catastro de la Diputación vizcaína para inscribirlo a su nombre. Y así se hizo. Pero tres días después recibió una notificación en la que le anunciaban que se retrotaía la propiedad al Gobierno británico. «¿Por qué la Diputación se mete de por medio a favorecer los intereses de los ingleses, sin aportar ninguna documentación?», se pregunta ahora Miguel, que no descarta emprender acciones legales contra el funcionario que realizó esta gestión.
Posteriormente, el Gobierno inglés, a través del secretario de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, presentó una denuncia contra Kobiur reclamando la propiedad del 'cementerio de los ingleses'. Después de la venta al empresario, se han seguido registrando enterramientos.
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Durante el juicio, que se celebró el pasado mes de abril en Getxo, los testigos presentados por el Gobierno británico dijeron que este enclave tiene un «gran valor emocional» para ellos. Alegaban, entre otras cosas, que el cónsul, ya retirado, pensaba que estaba vendiendo sólo una parcela -no el camposanto ni las dos capillas de credo protestante y el chalé situadas a su lado-, y que tampoco tenía «poder suficiente» para hacerlo. De hecho, siguieron pagando el IBI y el mantenimiento del enclave.
La parte demandada, por su parte, recordaba que la compraventa se había realizado ante un notario, con los abogados presentes, que no apreciaron entonces «ninguna irregularidad» y que, además, los compradores tenían una copia del documento enviada días antes por correo electrónico. Pese a ello, la jueza cree que ha concurrido «un error relevante como vicio del consentimiento, de carácter inexcusable» al creer que lo que se transmitía era otro terreno. Salva Miguel pagó a Hacienda 15.000 euros por el impuesto de transmisiones en 2004 y lamenta que en la sentencia no se haga ninguna referencia al menos a que se vaya a devolver el dinero que desembolsó en la compra, sino que incluso se le imponen las costas. Tendrá que pagar también las gestiones de cambio de titularidad.
El cementerio inglés de Loiu acoge los restos que descansaban en el antiguo camposanto británico, que estaba a orillas de la ría, en Abandoibarra. Allí, en la conocida como 'campa de los ingleses', se enterraba a los súbditos de este país que morían en Bizkaia desde julio de 1605, cuando el rey Felipe III firmó en Valladolid un tratado comercial con el Reino Unido en el que permitió habilitarlo. Ya en 1860, el consulado británico adquirió la propiedad del suelo. El camposanto estaba ya muy deteriorado, cubierto de hierbajos. Como un gran número de compatriotas se encontraban en la comarca trabajando en la línea ferroviaria Bilbao-Tudela, el cónsul logró donaciones y varias de las lápidas fueron restauradas, entre ellas la del capitán Archibal Selman, que se ahogó en la ría en 1806.
También se reparó el monumento a la memoria del coronel Campell, herido en la batalla de Pamplona el 8 de julio de 1813 y que murió en Bilbao pocos meses después. Pero la ciudad fue creciendo y el Puerto pidió el traslado del cementerio para ampliar muelles. Una real orden dictada en 1908 determinó su clausura, aunque ésta no se produjo hasta dos décadas después. La escritura de compra del nuevo solar en Loiu se firmó el 5 de septiembre de 1927, y dos años después ya se habían trasladado los momumentos, lápidas y restos.
Más de 400 almas descensan allí ahora. Entre ellas, las de 53 caídos de la Commonwealth. El primer enterramiento en el nuevo cementerio británico de Loiu fue el de Margaret Agnes Gaffney, una irlandesa que falleció en Bilbao el 8 de julio de 1929.
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