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Joseba Segura (Bilbao, 1958) es oficialmente desde este fin de semana el administrador apostólico de la diócesis vizcaína. El obispo auxiliar se encargará del gobierno de la institución hasta que la Santa Sede designe a un nuevo obispo titular en sustitución de Mario Iceta, ... nombrado por Francisco arzobispo metropolitano de la archidiócesis de Burgos.
Formado en Psicología, Teología y Economía en Deusto y Boston y con una larga y reconocida trayectoria como párroco y en misiones, Segura fue la mano derecha de Iceta durante su 'mandato' al frente de la Iglesia vizcaína, que se prolongó durante una década. Esta cuestión es la que le ha situado en las 'quinielas' como el mejor candidato posible para tomar su relevo definitivo.
Mientras se disipan las dudas –el Vaticano puede tardar aún varios meses en nombrar al sucesor–, Segura acudió este lunes a su primer acto público como responsable en funciones de la diócesis. Junto a otras autoridades, como la diputada foral de Cultura y el subdelegado del Gobierno, asistió a la inauguración de un exposición de belenes. Y aprovechó su presencia para enviar varios mensajes. El primero, que no da por hecho que vaya a ser él el elegido. De hecho, descartó que su posible nombramiento sea un «paso natural». «Una cosa es que tenga que asumir la administración pero eso no significa que cumpla los criterios que crean oportunos en el Vaticano ni que vaya a ser el designado (...). Ahora hay un momento de transición hasta la designación de un nuevo obispo, una decisión que no me corresponden a mí para nada», argumentó.
El segundo, que su deseo es que este proceso sea lo más corto posible. «Lo que me gustaría es que hubiese una designación. Aceptaré todo lo que sea», apuntó cuando fue cuestionado sobre si le agradaría ser el elegido.
Tanto el propio Mario Iceta como diferentes sectores del clero vizcaíno ya han mostrado públicamente su apoyo a Segura. Pero el obispo auxiliar optó por la prudencia. «Hay personas que consideran que yo puedo ejercer el ministerio y otras que no. Este asunto está abierto y no se pueden crear expectativas que puedan causar una dificultad si viene otro. Porque perfectamente puede venir otro y hacer una buena labor», expuso, antes de añadir que «he sido cura muchos años en esta diócesis y la gente me conoce. Me he sentido a gusto con Mario y tenemos una buena relación, pero eso no significa que tenga que ser yo el obispo. Puedo ser yo o puedo no ser yo», reiteró.
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