Jone Goirizelaia considera que no se están poniendo unas bases firmes para asentar la recuperación de Bilbao sobre unos criterios más sostenibles y permanentes. A juicio de la portavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento, la crisis desatada por la pandemia debería ser aprovechada «para ... enfrentar la urgencia ecológica y social» de la ciudad. Pero considera que la política económica del equipo de gobierno sigue apostando «por el turismo y el ladrillazo como únicas opciones de generación de empleo y riqueza».
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Y, en su opinión, los barrios están siendo los peor parados. «Bilbao son sus gentes y sus barrios, que no avanzan ni se desarrollan de igual manera por la inanición de este Ayuntamiento», ha subrayado en el pleno en el que se ha debatido el estado de la villa. Los datos, a su juicio, son elocuentes: «La brecha de renta entre ellos es alarmante, la diferencia en cuanto a esperanza de vida es clarificadora, impresiona ver cómo se desvanece el tejido comercial en Bolueta o Rekalde y pasa ya largo tiempo que Bilbobus pasa de largo y no acerca los barrios altos».
Por el lado contrario, sin embargo, la concejal sitúa al proyecto urbanístico de Zorrozaurre. «Los denominados proyectos estratégicos se dilatan sine die, no hemos escuchado nada sobre la línea cuatro del metro y, sin embargo, el equipo de gobierno dirige fondos y esfuerzos en sacar a flote la isla, aunque siga haciendo aguas por aquí y por allá», ha subrayado.
Y ahora que se empieza a vislumbrar una salida a la pandemia, Goirizelaia ha pedido a los responsables municipales no caer «en la autocomplacencia y rescatemos del Plan Aurrera las medidas que han servido para atajar problemas estructurales y graves». Entre ellas, ha pedido prorrogar sobre todo las actuaciones más «inclusivas para que nadie sufra pobreza energética, que nadie se quede en la calle y que nadie quede aislado por culpa de la digitalización».
La portavoz de EH Bildu se ha manifestado a favor de «una ciudad viva, dinámica, pero habitada». Según ha manifestado, «no queremos una ciudad al estilo de un plató cinematográfico». «Si alguien cree que merece la pena rodar en Bilbo, que sea porque se encuentra con una ciudad habitada, diferente, particular, en funcionamiento y con fundamento», ha insistido. Y, manteniendo el simil, ha añadido que «ya es triste imaginar un Bilbao City semejante al poblado del salvaje Oeste: una calle central, con Salón, oficina del Sheriff y Banco. todo de cartón piedra, y la trasera vacía; apuntalada y hueca».
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