![Dejaban allí sus poemas y la policía, los grises en aquellos años, los eliminaban](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/05/27/opi-uriarte-kdMC-U220261457124QAD-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Entre el edificio más alto y poderoso de Bilbao por entonces, que acogía al Banco de Vizcaya, y el Corte Inglés. Allí estaba su pared. O debería decir su papel. Porque en ella escribía aquel grupo de proscritos llamado Poetas por su Pueblo. Un colectivo ... cuyo Robin Hood no era otro que Pablo González de Langarika. El plan era tan sencillo como insistente. Dejaban allí sus poemas y la policía, los grises en aquellos años, los eliminaban. Pero en cuanto se iban, vuelta a empezar. Quizá por ello existe un debate sobre algo relacionado con este poeta bilbaino. Uno de los más galardonados, por cierto. De sus quince libros de poemarios, nueve fueron premiados. Y el resto aplaudidos como si lo hubieran sido. Por eso les traigo hoy esta historia.
'Probé, por el amor, la hiel del llanto. Conozco, por vivir, lo que es la muerte'. Era uno de sus versos y estuvo presente en el acto en su recuerdo, celebrado en la Sala BBK meses después de su fallecimiento. Fue en 2016 y contó con la presencia de admiradores, familia y amigos que, cuando quien se va es especial, suelen ser lo mismo. Recuerdo ver la fotografía del instante, con su viuda Matilde y una de sus hijas, Ana, y pensar que en cualquier momento Pablo se iba a levantar para soltar una de sus frases lapidarias, que sentenciaban lo debatido o ponían en su sitio a alguno de los presentes. En eso era un poco como su admirado Blas de Otero. Incontinencia poética y verdades por los poros. Costaran lo que costaran, cayera quien cayese. Y aún así logró crear y mantener con rumbo firme Yambo, una publicación que en 1979 daría pie a la fundación de Zurgai. Una revista que muy pronto se convertiría en legendaria para los fieles de la diosa Calíope.
Era tan suya que el taller donde se elaboraba estaba en el trastero donde tenía su hogar. Santutxu. Sagarminaga 5 esquina con Pintor Losada. Su universo particular. Era tan de este barrio que así lo proclamaba, pese a que había venido al mundo, el 19 de febrero de 1947 en Atxuri. Ahí es nada. Por eso hay debate y por eso estas líneas. Les cuento. Surgió hace un tiempo una iniciativa para colocar una placa en recuerdo de este poeta. Todo nació por un empeño de los Encuentros Literarios en Santutxu, Topaketak 2024, promovidos por el Centro Extremeño de Bilbao. Y había varias ubicaciones posibles. Así que se lanzó la encuesta a las redes.
Y ellas hablaron. La Plaza del Karmelo obtuvo un 2% del respaldo, la Plaza del Carmen, donde se celebra anualmente la Feria del Libro de Santutxu, consiguió un 13%, y la Gran Vía de Bilbao, donde Pablo promovió la colocación clandestina del legendario periódico mural de Poetas por su Pueblo logró un 13%. Quien ganó con contundencia fue la cuarta propuesta. El 72% de los vecinos creen que el lugar perfecto es el portal de su casa. Pero no se descarta la posibilidad de colocar dos placas. Y que una de ellas se sitúe en la Gran Vía por lo que supuso en su momento y por lo que sigue representando. La lucha de la pluma contra todo a golpe de tinta y poesía.
Leí una vez que en cierta ocasión dijo que un poeta es el niño que todos llevamos dentro, pero con mala leche. Por eso lo mismo creaba versos que lloraban con la lluvia en una tristeza feliz, que lanzaba diatribas contra lo establecido con una amargura sarcástica que embriagaba la razón. Servidor admira a los poetas. No solo por sus rimas. Sino por la valentía de caminar por el desafiante desfiladero de los versos, sin caerse o hacer el ridículo. No es fácil escribir poesía. Inténtenlo. Viene a ser como ir a una playa nudista por vez primera. Da pudor. Y no todo el mundo luce bien. Por eso es bueno que haya debate sobre dónde colocar una placa, o dos, para recordar el legado de un poeta. Sobre todo en estos tiempos donde todo parece rimar con el desasosiego y la muerte.
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