La Policía ha detectado en los últimos tiempos la llegada a Bilbao de varios jóvenes «con pasaportes auténticos» de Gambia, pero que les resultan sospechosos. En sus documentos aparece que son menores de edad, pero las fuerzas de seguridad están convencidas de que «algunos de ... ellos tienen más de 18 años». Es decir, los policías creen que las credenciales que presentan son reales, pero los datos que contienen son falsos. Casos similares han sido percibidos en diversas ciudades españolas, sobre todo en Cataluña.
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El cónsul honorario de Gambia en Girona, Kabuneh Sakoli Kanteh, subraya en una conversación con EL CORREO, que se trata de un problema del que llevan advirtiendo a las autoridades españolas desde hace tiempo. Según explica, los pasaportes que presentan estas personas «son reales», pero han sido adquiridos a través de «mafias» que suministran estos documentos. Kabuneh insiste en que hace unos cuatro años él mismo advirtió de la existencia de un grupo afincado en Cataluña que se dedicaba a traficar con este tipo de credenciales y recalca que su país es el primer interesado en acabar con este tipo de actividades ilícitas.
El diplomático asegura que ha comprobado de primera mano que hay adultos, que pueden ser de diversos países, que se han presentado en el consulado con pasaportes de menores para realizar algún tipo de gestión. Todas estas personas -insisten- habían llegado a España en patera y «saltaba a la vista que eran mayores de edad». En este sentido, recalca que este asunto preocupa en Gambia. Entre otras razones porque perjudica a los que vienen de forma regular «a buscarse la vida». Fuentes de la ONG vizcaína Sunu Buga Buga, que trabaja precisamente por mejorar la calidad de vida en Gambia, explican que en ese pequeño país africano «todo el mundo quiere» salir hacia Europa y que se puede conseguir «prácticamente todo con dinero». Además, subrayan que la emigración regular hacia Europa está «muy limitada»
La clave de este asunto, según las fuentes consultadas, es que los pasaportes que presentan estos jóvenes son «auténticos», por lo que deben ser introducidos en el sistema de protección a la infancia. La jurisprudencia del Tribunal Supremo establece que, en principio, a los menores que presentan documentos oficiales de un Estado soberano no se les puede someter a pruebas para determinar su edad, cuestionadas por su fiabilidad, según explican fuentes jurídicas. El Alto Tribunal también establece que sólo se puede impugnar la validez de los pasaportes de manera individual, y siempre y cuando existan indicios sólidos de «falsedad».
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Sin embargo, no todas las administraciones actúan igual. Hay instituciones públicas que cumplen el criterio del Supremo y que no cuestionan de entrada la veracidad de estos documentos si no existen «indicios concretos de falsedad». Es el caso de lo que ocurriría en Euskadi.
Fuentes jurídicas destacan que también hay chicos que se han visto perjudicados por la «sospecha generalizada» sobre los pasaportes de Gambia. La Fundación Raíces denunció que un chico de 14 años había sido dejado en la calle al ser considerado adulto, a pesar de que tenía un documento de identidad «válido y auténtico» que certifica que es menor.
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