
«¡Qué tristeza estar trabajando más de 50 años detrás de la barra y mi mujer en la cocina y ahora no tengo ni para ... pagar el alquiler! Pensábamos en una buena jubilación, que no nos iba a faltar de nada y te encuentras con este lío. ¡Es horrible!». Uno de los denunciantes, que lleva media vida en la hostelería, se siente además culpable por haber presentado al inversor a su círculo de amistades y a su familia. «Por mediación mía, tiene un montón de clientes», lamenta.
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El elevado tren de vida que llevaba, con comidas en los mejores restaurantes, ropa de marca y buenos coches, le animó a confiarle sus ahorros. Según le explicaba, «invertía en no sé dónde y le iba muy bien. No le preguntaba más. Le conozco desde hace 20 años». El hombre reconoce que pecó de exceso de confianza y los buenos resultados del principio le animaban a seguir. «Empecé a cobrar y estaba muy contento». Personas de su entorno le advirtieron de que podía tratarse de un «tema piramidal» y llegó a comentárselo a él, pero lo negaba.
«Largas»
Sin embargo, empezó a cambiarle la forma de pago, «3.000 euros en un sobre y el resto por el banco. Mi hija dejó de cobrar en julio y yo, en septiembre», dice. Desde entonces, ha tenido varias conversaciones con él en las que le da «largas», hasta el punto de que ya ha perdido la esperanza de poder recuperar su dinero y ha decidido interponer una denuncia por estafa contra él en la Policía Municipal de Bilbao. En total, le había entregado «unos 600.000 euros».
Hace cinco años que se ha jubilado. Vendió la casa en la que vivía con su mujer para seguir invirtiendo y ahora «se nos están acabando los ahorros. Vamos a tener que irnos a vivir al piso de veraneo», se duele. «Tengo 72 años y ya me da todo igual. Sólo quiero el bienestar de mis hijos y de mi mujer y este tío me ha arruinado».
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Pero, no todos los clientes de este inversionista se sienten engañados. «Hay gente en Bilbao con mucha dinero que le sigue apoyando», explica otro de los afectados. «Yo sigo confiando en este hombre. Me transmite credibilidad, me parece buena persona». En su caso, le entregó 50.000 euros y «ya he recuperado lo invertido». Él cree las explicaciones que le ha ofrecido hasta el momento.
Un problema de salud serio le mantuvo alejado del negocio durante varios meses y nadie le sustituyó, lo que admite que fue un «error». En ese tiempo de convalecencia, perdió liquidez, que aún no ha podido recuperar. Además, el bloqueo impuesto por el Banco de España le impide seguir trabajando. Según dice, espera pagar la sanción y poder volver a su actividad para la que necesita contar con una importante cantidad de dinero en metálico.
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