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Los ayuntamientos se encargan de la red de saneamiento secundaria, es decir, del alcantarillado que recoge las aguas sucias de las casas y las pluviales de las calles. Y el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia gestiona la red primaria, los grandes colectores que conectan los ... municipios con las estaciones de tratamiento de aguas residuales.
«Los colectores van paralelos a los ríos e interceptan las antiguas salidas de los municipios a los cauces», explica Koldo Urkullu, director de Explotación y Gestión de Activos del Consorcio. En cada punto de unión hay un «aliviadero, un punto de desbordamiento» para el caso de que el sistema no tenga capacidad suficiente. Eso ocurre, claro, cuando llegan trombas de agua.
Como tienen detectado el problema desde hace tiempo, «en los últimos quince años hemos construido doce tanques de tormentas que cubican un total de 150.000 metros cúbicos». Es mucho si se tiene en cuenta que el Consorcio trata un día sin lluvia un total de 220.000. Lo que hacen estas estructuras es contener el líquido cuando el volumen es tal que ni los colectores ni las depuradoras son capaces de darle salida. «El más grande es el de Etxebarri, con 75.000 metros cúbicos; y el segundo, el de Durango, con 25.000».
Pero el mayor está por llegar. «Estamos metidos en un gran proyecto, con una capacidad de 90.000 metros cúbicos, a la entrada de la depuradora de Galindo». Su presupuesto es de «70 millones de euros», cifra que da una idea de la magnitud del desafío. Hay que tener en cuenta que la red tiene muchas décadas de antigüedad y debe asumir más volumen de agua.
Esto no es solo porque las lluvias aumentan en momentos puntuales como efecto del cambio climático, sino también porque «las ciudades se han impermeabilizado mucho», de manera que el terreno no absorbe y el agua llega a la red de saneamiento. Hay que tener en cuenta que en cuanto la lluvia toca el asfalto «se contamina con combustibles y demás componentes» que hay por las calles, así que no puede ser vertida a los cauces sin pasar por las estaciones de tratamiento. Por eso incide Urkullu en la necesidad de fomentar en los ámbitos urbanos los suelos porosos y en que los ayuntamientos hagan esfuerzos por canalizar las aguas pluviales limpias (por ejemplo, escorrentías en laderas naturales) para que no se mezclen con las fecales y acaben saturando las depuradoras.
En el Consorcio tienen entre manos, además, varios proyecto: otro tanque de tormentas en Lamiako, una estación de tratamiento para aguas de lluvia sin contaminación fecal donde se le pueda dar un tratamiento más liviano antes de devolverla al cauce, la mejora de la decantación primaria de Galindo...
Por último, apunta Urkullu que acaban de adjudicar un contrato para utilizar la inteligencia artificial en la predicción de avenidas de agua con el fin de mejorar la gestión de las depuradoras y tomar decisiones más ágiles, esencialmente, en la apertura de compuertas y bombeos.
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