iñigo gurruchaga
Miércoles, 29 de marzo 2017, 14:19
«El Gobierno actúa hoy según la voluntad democrática de la población». Así comenzó Theresa May su declaración ante la Cámara de los Comunes, minutos después de que el embajador británico en Bruselas entregase la carta que inicia el 'Brexit' al Consejo Europeo. Dijo la ... primera ministra que «es un momento histórico», el inicio de un camino «del que no hay regreso». El objetivo, «una profunda y especial asociación» con la Unión Europea.
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La líder británica enumeró los temas previstos y ya repetidos en sus discursos. El 'Brexit' es «la oportunidad de dar un paso atrás y decidir qué país queremos». Ella adelanta que ha de ser «más justo y más fuerte, y verdaderamente global». Por eso, afronta la negociación «con optimismo y esperanza», para mostrar «el espíritu duradero de Gran Bretaña», porque «nuestros mejores días están por delante».
Pidió la unidad de las dos mitades en las que se ha dividido el país y reiteró que quiere fortalecer la unidad del reino. Pero más allá de alguna variante retórica su anuncio no contiene nuevos detalles. Ya había abandonado en las últimas semanas su órdago negociador- «que no haya acuerdo sería mejor que un mal acuerdo»- y no ha mencionado desde enero que, si Bruselas le niega lo que desea, Reino Unido podría emprender una competición fiscal para atraer inversiones.
En la definición de la nueva relación con la UE no hay ninguna novedad. Reino Unido se marchará del mercado común porque es incompatible con las cuatro libertades de la Unión, es decir con el libre movimiento de personas, pero quiere mantener «el más libre comercio posible» con la UE y recuperar la libertad de firmar tratados comerciales con otros países. No mencionó la unión aduanera, ni la posibilidad de un periodo de transición, más allá de decir que quiere un acuerdo con «el menor desorden posible».
«Valores liberales democráticos»
La relación estará basada en el mantenimiento de la cooperación en defensa y en asuntos exteriores que sirvan para que Europa «proyecte sus valores liberales democráticos» en un mundo más inseguro que en ningún otro tiempo desde el fin de la Guerra Fría. Como prueba se su optimismo, May ofreció la promesa de que su Gobierno «ayudará en lo que pueda a la prosperidad de Europa».
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Insistió la primera ministra en que el acuerdo sobre la permanencia de los derechos de los residentes europeos en Reino Unido y de los británicos en la EU es una de sus prioridades. Y ofreció su compromiso de tener en cuenta los intereses de Escocia y de Irlanda del Norte. El Parlamento de la Edimburgo ha pedido un nuevo referéndum sobre la independencia, y el Ejecutivo de Belfast se ha roto bajo la sombra de tensiones locales y del 'Brexit'.
El Gobierno presentará mañana las líneas maestras del proyecto de ley de la Gran Derogación, que en contra de lo que dice su nombre incorporará a la legislación británica leyes y normas comunitarias que permiten el funcionamiento de actividades empresariales y da seguridad a los contratos. Es una ley mastodóntica, que será tramitada en los próximos meses y que será activada cuando culmine la negociación, para evitar un vacío legal.
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