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Fernando ITURRIBARRIA
Jueves, 28 de julio 2016, 02:07
Los yihadistas obligaron al feligrés al que también intentaron degollar a captar la imagen del cadáver del sacerdote francés asesinado el martes en un una iglesia de Normandía, reveló ayer su esposa, rehén de los agresores hasta que fueron abatidos a tiros por la Policía. ... Una monja que consiguió escapar del templo para dar la voz de alarma había adelantado que los terroristas filmaron el crimen. Los investigadores creen que un joven francés, también de 19 años y recién fichado por islamismo radical, fue el coautor del atentado junto al francoargelino ya identificado, que arrastraba trastornos mentales desde la infancia.
«Cuando uno de los terroristas se acercó a mí, me dijo que no iba a hacerme daño porque íbamos a servir de rehenes. Hablaba de las tres monjas presentes y de mí. Entonces me dije: Bueno, no vamos a morir enseguida. Moriremos quizás un poco más tarde». «Al padre Jacques le dieron primero un golpe, seguramente en el cuello. Cayó con la cara hacia el cielo, hacia nosotros. Se veía la sangre salir de la boca. Y enseguida le dieron otros golpes y ahí se terminó».
«Los terroristas habían dado un teléfono móvil a mi marido para que filmara o fotografiara al cura una vez ejecutado. Luego tomaron a mi marido como rehén y le hicieron otro tanto». «Recibió cuatro cuchilladas en el cuello, los brazos y la espalda. Querían matarlo, como al cura». «Yo me dije que estaba muerto y que iba a ser nuestro turno. Los terroristas me sujetaban por la espalda con su revólver en el cuello. ¿Era ficticio? No lo sé. Pero estaba en mi cuello Luego afilaron el cuchillo. Es todo».
Tras el atentado perpetrado en Niza durante la celebración de la fiesta nacional francesa, los actos en los que se espera la asistencia de un gran número de personas sufrirán en Francia importantes modificaciones de cara a aumentar la seguridad al mismo tiempo que se reforzará la presencia policial. En Baiona comenzaron ayer sus fiestas, que cada año reúnen a alrededor de un millón de personas, de ahí que los actos y celebraciones hayan sufrido importantes cambios restrictivos en su programa.
Eventos como la tradicional mascletá, la celebración del último día de la festividad y la jornada dedicada a los niños han sido suspendidos. Además, no se celebrará ningún acto en el balcón del Ayuntamiento y se han prohibido los petardos y la venta de alcohol.
No sólo habrá restricciones en los actos festivos, ya que las medidas de seguridad para acceder a la ciudad también se fortalecerán las entradas se reducirán de siete a cuatro y se dispondrá un control policial por el que tendrán que pasar los vehículos.
Jeanine explicó que su marido salvó la vida porque «se hizo el muerto». «Le vi moverse un poquito. Estaba bien. No había perdido el conocimiento. Trató de mantener los dedos en la herida para evitar que sangrara demasiado. Pero le pareció el tiempo muy largo antes de que vinieran a buscarlo», relató. Guy permanece hospitalizado con heridas graves en el cuello, pero su vida no corre peligro.
El segundo autor
Los investigadores encontraron el carné de identidad del segundo supuesto autor material del crimen en el domicilio de Adel Kermiche, el primer ejecutor identificado, que fue registrado el martes en Saint Etienne de Rouvray, a un kilómetro de la iglesia parroquial. Está a nombre de Abdel Malik Nabil P., también de 19 años, nacido en Saint Dié des Vosges, una localidad de 20.000 habitantes situada a 600 kilómetros del lugar del atentado, en el este de Francia.
En el registro del domicilio de su madre, con la que vivía, en Aix les Bains (Saboya) se tomaron muestras del ADN para cotejarlo con el cadáver y lograr una identificación formal, ya que su rostro está desfigurado por un balazo de la Policía. Aunque no tenía antecedentes penales, era objeto de una ficha S por radicalización islamista emitida recientemente por los servicios de información galos.
Kermiche tenía la doble nacionalidad francesa, por país de nacimiento, y argelina, por sus padres, musulmanes apenas practicantes. Se encontraba en libertad con pulsera electrónica desde marzo a la espera de ser juzgado por dos intentos de viajar en 2015 a Siria para incorporarse al EI. En el informe tenido en cuenta para su excarcelación consta que arrastraba trastornos psicológicos desde la infancia. Seguido desde los 6 años pr psicólogos, a los doce estuvo hospitalizado en un servicio de psicopatología de la adolescencia y desde los 13 fue tratado por un instituto terapéutico y pedagógico.
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