Adolfo Lorente
Jueves, 24 de marzo 2016, 00:50
A las 72 horas del 22M, con 31 muertos y 300 heridos aún calientes, estalló la crisis política. Los ministros de Interior, Jan Jambon, y Justicia, Koen Geens, han presentado su dimisión esta mañana al primer ministro, Charles Michel. Éste, sin embargo, no la ha ... aceptado. El principal motivo son los errores cometidos por las fuerzas de seguridad belgas en su lucha contra el yihadismo y en concreto, el anuncio del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de que en julio de 2015, deportó a Bélgica a uno de los kamikazes del aeropuerto de Zaventem, Ibrahim el-Bakraoui. Fue detenido en el sur del país, próximo a la frontera siria, por sus posibles vínculos con el terrorismo yihadista. Temían que fuese un combatiente extranjero. Así fue.
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Aunque Geens aseguró el miércoles que había sido enviado a los Países Bajos y no a Bélgica, es evidente que algo falló porque El Bakraoui estaba fichado por las autoridades belgas, aunque no por su vinculación al terrorismo. De hecho, fue condenado a 9 años de prisión por un asalto a una oficina de transacción de dinero en la que usó un 'Kalashnikov' con el que se luego se enfrentó a la Policía. Vamos, que no robó un bolso. Su hermano, Jalid, es el kamikaze del metro de Maelbeck.
Holanda ya ha anunciado que está investigando lo ocurrido y varios ministros del Gobierno belga está celebrando una reunión de urgencia sobre el tema. Además, 'Reuters' ha desvelado que Ibrahim no fue deportado sólo una vez, sino dos. En julio y en agosto, lo que siembra de más dudas todo lo que ocurrió.
Se espera que Jan Jambon, que pertenece a la línea dura de la coalición de Gobierno (la N-VA, los independentistas flamencos) ofrezca hoy explicaciones sobre el expediente ya que deberá reunirse esta tarde con el resto de ministros de Interior de la UE para analizar lo ocurrido e intentar mandar un mensaje de unidad de cara a las muchas críticas que se están produciendo por la falta de coordinación europea en materia antiterrorista.
Las dimisiones se han presentado en un momento en el que se ha puesto en entredicho la eficacia de la Policía belga para hacer frente al terrorismo islámico, en especial, al considerarse ya confirmado que su país es el epicentro de una importante actividad terrorista. Los nuevos descubrimientos realizados por las fuerzas de seguridad están alimentando aún más la imagen de una Policía noqueada ante la amenaza de los islamistas. El viernes de la semana pasada, en este sentido, fue detenido Salah Abdesalaam, quien se había fugado tras los asesinatos de París y había permanecido cuatro meses escondido en Bruselas. Abdesalaam, además, había estado en contacto con algunos de los autores de los atentados del aeropuerto y el metro de Bruselas, lo que da a entender que disponía de una red de apoyos invisible para los expertos antiterroristas.
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«Unión de la seguridad»
En ese contexto, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, responsabilizó ayer a los gobiernos de los países europeos de no haberse aplicado lo suficiente en la adopción de medidas para frenar a los yihadistas y poner trabas a sus planes para atentar. Juncker instó también a los Estados miembros a avanzar hacia «una unión de la seguridad» y les exigió que no cedan a las presiones de 'lobbies' interesados y den su visto bueno a un mayor control de las armas de fuego. El mandatario europeo agregó, aumentando el nivel de sus críticas, que si los gobiernos hubieran aplicado ya las propuestas que ha puesto sobre la mesa el Ejecutivo comunitario en los últimos dos años «la situación no sería la que tenemos ahora». «Creemos que hace falta la unión de la energía, del mercado de capitales, la unión económica, pero también la unión de la seguridad», sostuvo, al tiempo que hizo referencia expresa a medidas para mejorar la protección de las fronteras exteriores y para contar con un registro europeo de datos de pasajeros aéreos (PNR). Esta medida, precisamente, ha sido puesto en duda en algunas instancias por suponer, presuntamente, una vulneración de privacidad de las personas que viajan en avión.
En este ambiente de crítica se celebrará hoy en Bruselas una reunión extraordinaria de ministros de Interior de la Unión Europea convocada para examinar la respuesta común a los atentados de la capital europea. En la reunión se pondrán en común los datos recopilados en las últimas horas por la Policía belga y que, en muchos sentidos, estaban sirviendo para levantar dudas sobre la eficacia de la seguridad en la capital europea. Las autoridades belgas, en este sentido, han conseguido identificar a tres de los cuatro terroristas que perpetraron los atentados del 22-M en el aeropuerto de Zaventem y el metro de Bruselas. Por un lado, respecto a los tres individuos de la foto difundida que transitaban con maletas por la terminal, se ha identificado al de en medio. Se trata de Ibrahim El Bakraoui, una de las personas cuyos datos se localizaron en la redada de Forest de hace una semana. Se inmoló. Además la policía ha encontrado su testamento entre la documentación hallada cerca del piso del barrio de Schaerbeek, donde Ibrahim habría tirado un ordenador portátil en una papelera. A lo largo de la tarde de ayer, también se ha logrado identificar al hombre de la derecha de la imagen, Najim Laachraoui, cuyo ADN fue hallado en cinturones explosivos usados en París. Éste se hizo explotar, al igual que Ibrahim, en el aeropuerto belga. El otro identificado es su hermano Khalid El Bakraoui. Se trata del kamikaze del metro.
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La bomba de una tercera persona que actuó en los atentados en el aeropuerto no estalló y el autor es activamente buscado. Éste último habría dejado la maleta con mayor carga de explosivo y huyó. Esta mañana se han realizado varias redadas en el barrio de Anderletch y se ha detenido a un sospechoso, que en un principio se pensó que era él, pero el Ministerio Público ha eludido comentar este extremo.
Nuevos hallazgos
Los avances de las investigaciones han sido posibles gracias al testimonio del taxista que les llevó hasta Zaventem, que les reconoció cuando vio la foto y explicó que le llamó la atención el elevado número de maletas que llevaban. De hecho, no pudieron llevar todas. En el apartamento de Schaerbeek donde les recogió, la Policía ha encontrado 15 kg de explosivos, 150 litros de acetona, 30 litros de agua oxigenada y una maleta con clavos.
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Según medios belgas, Laachraoui, otro de los suicidas, es el 'artificiero' de la red, ya que sus huellas se habrían encontrado en los cinturones de París y en el piso franco de Bruselas en el que se hallaron explosivos. Las autoridades ya buscaban a Laachraoui desde el lunes, ya que según la Fiscalía su ADN fue hallado en viviendas utilizadas por los terroristas de París. Además, habría viajado a Hungría en septiembre de 2015 con uno de los autores de la masacre del 13-N, Salah Abdeslam, detenido la semana pasada en Bruselas. En un control a principios de septiembre en la frontera húngaro-austríaca, Laachraoui fue identificado con el nombre falso de Soufiane Kayal, momento en el que estuvo acompañado por Abdeslam y por Mohamed Belkaïd, un argelino de 35 años abatido por la policía en la redada de la comuna bruselense de Forest, el pasado 15 de marzo.
Los hermanos Bakraoui eran 'conocidos' por los servicios de seguridad, si bien no por vínculos con el terrorismo. El mayor, Ibrahim, de 30 años, participó en un tiroteo contra la Policía en 2010, mientras que al año siguiente Jalid fue condenado por robo, informa el periódico 'Dernière Heure'. Además, Khalid alquiló con una identidad falsa una habitación en la calle Dries de Forest, escenario de un tiroteo con la Policía el 15 de marzo.
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