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óscar b. de otálora
Domingo, 20 de septiembre 2015, 19:47
La formación de izquierda radical Siryza ha vuelto a ganar las elecciones en Grecia y el panorama parlamentario del país heleno se queda tal y como estaba antes de los comicios, incluso con los mismos socios de Gobierno. Con el 75% del voto escrutado, el ... partido del ex primer ministro Alexis Tsipras ha obtenido el 35,47% de las papeletas, lo que revela que apenas ha tenido desgaste (pierde un 1% frente a las elecciones de enero con las que llegó al poder) pese a haber gestionado el brutal rescate de su economía y los recortes que ha llevado aparejado, incluido el corralito. Sus críticos dentro de Siryza, el ala izquierda que creó el partido Unidad Popular con el apoyo del controvertido Yanus Varufakis, se han quedado como una fuerza extraparlamentaria. Este fracaso le otorga a Tsipras el margen de maniobra del que carecía y que le llevó a adelantar la cita con las urnas.
La formación de izquierda radical obtiene145 diputados -cuatro menos que en enero- con lo que se queda a seis de la mayoría absoluta. Pero buscar un socio para volver a ser elegido primer ministro ya no es un problema para Tsipras. En plena euforia de la noche electoral compareció en público con Panos Kammenos, el líder de Griegos Independientes, para mostrar cuál será el futuro de Grecia. Este partido nacionalista de derechas le ha permitido gobernar desde las elecciones de enero y ahora volverá a hacerlo. La formación conservadora ha conseguido el 3,65% de los votos y puede poner a disposición del dirigente de Siryza 10 diputados (pierde un punto y tres representantes). Ambos, no obstante, suman así 155 escaños cuando la mayoría absoluta se alcanza con 151.
Tsipras, en sus primeras declaraciones tras la victoria, aseguró que agradece a Kammenos su apoyo. "Unimos nuestras banderas y nuestra honestidad y así continuaremos", indicó. En su comparecencia, el futuro primer ministro utilizó toda la retórica que le ha permitido auparse al poder por segunda vez. "A partir de mañana nos arremangaremos las camisas y empezaremos a trabajar duro para apoyar a los más pobres, al pueblo, en favor de la justicia social, para poder tener en cuatro años una Grecia más poderosa, más justa y un pueblo que ha recuperado el orgullo", aseguró. Con respecto al tercer rescate que debe aplicar Grecia para cumplir las condiciones de la Unión Europea, Tsipras únicamente realizó una referencia a la estabilidad que tendrá su gobierno "para los próximos cuatro años", lo que viene a ser un reconocimiento de que se han acabado las aventuras y los desafíos a Bruselas que le obligaron a adelantar las elecciones tras menos de un año en el poder. No obstante, agregó: "Dimos una batalla difícil y estoy muy contento porque el pueblo nos dio un mandato claro para seguir luchando en el interior y el exterior"
Derrota moral
La derrota moral en las elecciones griegas corresponde a los conservadores de Nueva Democracia, dirigidos por Vanguelis Meimarakis, que obtuvieron un 28,26 %, un punto más que en enero pero 75 diputados, uno menos de los que ya tenían. Las encuestas que le auguraban un empate técnico con Siryza convierten este resultado en un pobre balance y la campaña que habíá realizado en favor de un gobierno de concentración que capitanee el tercer rescate es ya un esfuerzo baldío. Meimarakis reconoció la victoria de Tsipras pero siguió con su apuesta por la coalición. Se ofreció como "pilar de estabilidad" cuando ya era evidente que no era necesario.
El primer escrutinio revela también la consolidación de los neonazis de Amanecer Dorado, que obtienen el tercer puesto con un 7,26 % de los votos y 19 escaños, lo que supone ganar un punto con respecto a enero y dos representantes en la Cámara. Su avance, aunque exiguo, tiene lugar pese a que toda su cúpula está encarcelada. Sin duda, la pervivencia de esta formación ultra está vinculada al debate sobre los miles de refugiados que se agolpan en la frontera griega y cuyo destino ha polarizado la campaña electoral en las últimas semanas.
El resto de los resultados ofrece un panorama de fragmentación y representación casi residual. La cuarta fuerza serían los socialdemócratas del Pasok, con el 6,44% y 17 diputados -consiguen dos puntos más que en enero y ganan cuatro escaños - seguido de los comunistas del KKE, que con un 5,51 % repiten resultados aunque pierden un asiento en el Parlamento y se quedan con 14. El centrista To Potami ve reducida su presencia a la mitad al haber pasado del 6,05% al 3,82%, con lo que sus diecisete representantes en el Parlamento se quedan en 11. La Unión de Centristas, una formación fundada hace más de dos décadas pero que nunca logró un escaño, obtiene con el 3,51 % y nueve diputados.
La escisión de Siryza
Fuera del hemiciclo queda la recién creada Unidad Popular, partido escindido de Syriza y liderado por el exministro Panayotis Lafazanis, con un 2,84 %, con lo que no llega al 3% necesario para obtener representación en la Cámara. Este grupo contaba con el apoyo de Yanus Varoufakis, el controvertido ex ministro de Economía que tuvo que ser retirado de las negociaciones del rescate con la UE por su radicalidad y que intentó, ahora se ve que sin éxito, torpedear el mandato de Tsipras.
La participación,de aproximadamente el 55%, es la más baja registrada nunca en unas elecciones nacionales en Grecia, un país donde el voto es obligatorio.
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