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Putin posa haciendo pesas en su residencia de Sochi.
Putin, el macho alfa

Putin, el macho alfa

El presidente ruso apuntala su popularidad con sesiones de fotos que le muestran como hombre de acción. "Quiere transmitir sensación de fuerza y determinación, como su política", opinan expertos en imagen

borja olaizola

Miércoles, 2 de septiembre 2015, 10:03

El posado estival de Vladimir Putin viene a ser una tradición casi tan arraigada como la canción del verano. Mientras la mayor parte de los líderes occidentales se dejan ver por estas fechas en una actitud relajada propia de la época de vacaciones, el presidente ruso suele sorprender con una exhibición de poses que recuerdan a un catálogo de los muñecos madelman que tan en boga estuvieron en los setenta y los ochenta. Un verano aparece con el torso desnudo montando a caballo, otro manejando un arco o un fusil mientras supuestamente caza un tigre y al siguiente se le ve a bordo de un avión de combate o de un bólido de Fórmula 1.

El líder ruso no ha decepcionado este año a su parroquia y se ha descolgado con dos sesiones de fotos que han sido acogidas con regocijo en las principales redacciones del planeta. En plena canícula no abundan las noticias y las imágenes del muy aguerrido Putin siempre son garantía de audiencia. En la primera de ellas se le ve sumergirse en un batiscafo en el mar Negro durante la visita que hizo a Crimea, la península que su régimen se anexionó en marzo de 2014 saltándose a la torera la legislación y el derecho internacional. La figura del antiguo agente del KGB abriéndose paso hacia el fondo del mar a bordo de la diminuta nave tiene el aroma de las viejas películas de James Bond: con su figura rígida y su gestualidad hierática, Putin resultaría muy creíble como uno de los malos del personaje que inmortalizó Ian Fleming.

El segundo posado es más reciente y le muestra haciendo ejercicios de pesas en su residencia de verano de Sochi, una ciudad balneario bañada también por las aguas del mar Negro que fue sede de las olimpiadas de invierno de 2014. En la sesión luce un chándal y unas zapatillas de deporte que le proporcionan esa imagen de dinamismo que tanto aprecia. En contra de lo que suele ser habitual, en algunas fotos aparece en compañía del primer ministro Dmitri Medvédev, su alter ego en la política desde que se conocieron en San Petersburgo hace ya dos décadas. La presencia en el posado del hasta ahora desaparecido Medvédev no ha pasado desapercibida, y algunos politólogos la achacan a un intento de mejorar su popularidad, muy devaluada en los últimos tiempos.

Cotización al alza

A Putin, en cambio, las cosas le van viento en popa en materia de imagen. El golpe de mano que dio hace ya más de un año, cuando forzó la integración de Crimea en territorio ruso desafiando a la comunidad internacional, le proporcionó un crédito entre sus compatriotas que aún se mantiene, a pesar del creciente deterioro de la situación económica por las sanciones y el derrumbe del precio del petróleo. Su índice de popularidad bordeaba el pasado marzo el 90%, un porcentaje que ha disminuido a lo largo del verano pero que ilustra a las claras que mantiene su cotización política en parámetros desconocidos para casi todos los líderes occidentales.

Aunque desde fuera sus posados aguerridos puedan parecernos una extravagancia, de puertas adentro cumplen su misión: "Son imágenes que transmiten sensación de fuerza y que complementan el discurso político que mantiene", observa Óscar Santamaría, director de Asesores de Comunicación Pública, empresa especializada en estrategias de imagen. Santamaría hace hincapié en la coherencia que existe entre la forma de actuar de un dirigente contundente como Putin y la imagen que transmite en sus sesiones de fotos: "Hay una correlación entre el hombre atlético y desafiante que sale en las imágenes y su política de reivindicación de Rusia como potencia mundial. El relato de la imagen es coherente con el de los hechos y eso es siempre importante en comunicación".

A Yuri Morejón, director de Yescom Consulting y autor del documental 'Hilary Clinton, the human side of a leader', le parece que Putin mata dos pájaros de un tiro con sus posados: "Son imágenes que no necesitan titular porque van cargadas de mensajes como virilidad, vitalidad o determinación y que le sirven para conseguir notoriedad a nivel internacional y popularidad en su propio país".

El culto a la figura del líder tan propio de los regímenes autoritarios se aplica en Rusia a rajatabla y con unos resultados más que satisfactorios. "Las imágenes reflexiona Morejón se entienden mejor que las palabras y, sobre todo, se recuerdan más". Confiemos en que la exhibición del líder de turno en su versión macho alfa no traspase fronteras. Cuesta imaginarse a Rajoy o a Hollande emulando a Rambo.

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