Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
óscar b. de otálora
Domingo, 30 de agosto 2015, 01:14
Los dos pilares de la Unión Europea -el euro y el Tratado de Schengen, que permite la libre circulación de personas entre los países adheridos a él- se enfrentan a una de sus peores amenazas. Los padres fundadores de la UE jamás imaginarían una combinación ... tan letal como la que acecha ahora al Viejo Continente, que pone a prueba la vulnerabilidad del sistema: la mezcla de una crisis económica sin precedentes y de los efectos de la Primavera Árabe, que ha derivado en campos de entrenamiento yihadistas a las puertas de Europa y cientos de miles de refugiados buscando asilo en la Unión. La avalancha migratoria que afronta la UE no sólo supone un evidente problema económico -financiar las prestaciones sociales básicas de esos ciudadanos recién llegados-, sino que pone a prueba los propios valores de la solidaridad europea. Y las costuras se destejen cada vez más.
>Suspender Schengen sería un inaceptable precio a pagar al terrorismo, proclamó el ministro de Exteriores italiano, Paolo Gentiloni, tras el atentado islamista contra contra el semanario francés 'Charlie Hebdó'. El propio Gentiloni fue el primero en advertir el pasado lunes que Schengen está a punto de salta por los aires. En lo que va de año, Italia ha recibido ya 54.000 emigrantes sin papeles, sin contar los que han fallecido en los naufragios sufridos en alta mar. La propia canciller alemaana, Angela Merkel, también ha alertado del reto que supone la avalancha de las fronteras europeas. El tema del asilo preocupa mucho más a Europa que Grecia y la estabilidad del euro, advirtió. La perspectiva europea sobre el asilo podría constituir el próximo gran proyecto europeo en el que demostremos nuestra capacidad de actuar en común, añadió. Sus palabras tenían un trasfondo de peso: Alemania se prepara para recibir 800.000 inmigrantes ilegales este año.
Estados fallidos
La crisis griega puso sobre la mesa una serie de carencia que obligó a la Comisión Europea y a los gobiernos de los 28 estados miembros a vivir unos momentos de tensión sin precedentes en los que por primera vez se contemplaba la salida de un país europeo del euro -el 'Grexit'- y a valorar el efecto contagio que supondría para otras economías vecinas. El paseo de Europa por el borde del abismo demostró que no se disponían de mecanismos para hacer frente a esas tensiones internas, pero la conmoción alejó los focos de lo que estaba sucediendo al otro lado del Mediterráneo.
La Primavera Árabe -las revueltas organizadas para acabar con las dictaduras históricas de países del Magreb- llevaron aparejadas una desestabilización que tuvo su máximo ejemplo en Libia y Siria. Tras la muerte de Gadafi a manos de los rebeldes, Libia pasó a ser lo más próximo a un Estado fallido. El diplomático español Bernardino León, enviado especial de la ONU para el conflicto libio, alertó el pasado junio de que el país se encuentra al borde del colapso, con dos gobiernos enfrentados y una penetración cada vez mayor del Estado Islámico. En Siria, la decisión de Bashar el Asad de sofocar las revueltas y las incertidumbres posteriores de las democracias occidentales llevaron a una guerra civil en la que ya han muerto más de 300.000 personas, según datos del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos
Los flujos migratorios desde el otro lado del mar revelan cómo los efectos de la Primavera Árabe son claves para entender las avalanchas migratorias. Las tres vías de entrada históricas desde la orilla sur del Mediterráneo son el Estrecho de Gibraltar y Marsella para los refugiado procedentes de Marruecos o Argelia; Sicilia, en Italia, para los procedentes de Libia y su entorno y Grecia para aquellos países como Siria, que utilizan las fronteras terrestres de Turquía. En el flanco oeste, donde Marruecos y Argelia apenas han tenido revueltas, la migración permanece controlada. Italia y Grecia, afectados por las crisis sin precedentes de Siria y Libia están desbordadas.
Estos movimientos de masas están poniendo a prueba el acuerdo Schengen. Ese tratado es uno de los pilares básicos de la Unión Europea al suprimir todas las fronteras interiores y permitir el libre tráfico de personas en la UE para los europeos o cualquier ciudadano que haya entrado por las fronteras exteriores. Entró en vigor en 1995 y su viabilidad nunca había sido puesta en entredicho gracias a mecanismos especiales como por ejemplo, la capacidad de suspenderlo temporalmente si se considera que existe una amenaza justificada. España, por ejemplo, lo suspendió en mayo de 2004 por la boda del hoy Rey Felipe VI, ante la eventualidad de que grupos terroristas quisieran utilizar el evento para aumentar el efecto propagandística de una acción.
Trenes bloqueados
Schengen, sin embargo, está siendo cuestionado cada vez con mayor fuerza. En Francia, el Frente Nacional -partido ganador de las elecciones europeas- ya ha pedido su suspensión, al igual que han hecho otros grupos de Austria o Dinamarca. En Suiza, país no miembro de la UE pero sí del acuerdo Schengen, sus ciudadanos ya votaron en 2014 la posibilidad de volver a instalar fronteras. Vencieron los partidarios de instalar las barreras con un 50% de los votos frente a un 49% que se opuso.
Hasta ahora, Schengen había pasado por momentos de dificultad, pero nunca se había cuestionado su propia existencia. Uno de los momentos más delicados, en este sentido, se produjo en 2011 cuando Francia volvió a poner en activo sus fronteras con Italia, después de que las autoridades de Roma concedieron permisos temporales a 25.000 norteafricanos -que también huían de las revueltas de la recién iniciada Primavera Árabe- para que pudieran abandonar su país y entrar en el País galo. Desde París se ordenó incluso detener trenes italianos a su frontera y el ministro de Interior italiano anunció que su país estaba dispuesto a abandonar Schengen. La tensión obligó a convocar una cumbre bilateral entre Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi para reabrir los pasos fronterizos. En la crisis actual no se han producido aún una escalada de este tipo. Por el contrario, Alemana está dispuesta a dar ejemplo de solidaridad con medidas como la suspensión del reglamento de Dublín, que permite devolver a los solicitantes de asilo al país por el que han entrado en Europa. La medida beneficia de manera especial a los ciudadanos sirios -en lo que va de 2015 más de 40.000 han llegado a Alemania- pero está provocando una ola de xenofobia neonazi.
Eurofobos
Pero el problema para Schengen no está solo en las avalanchas de emigrantes. La semana pasada, después de que dos soldados norteamericanos abortaran el plan de un supuesto yihadista para cometer un atentado en el tren de alta velocidad que une París con Amsterdan, el primer ministro belga, Charles Michel, de centro derecha, planteó que Europa reconsiderase Schengen y contemplara la posibilidad de exigir pasaportes en las fronteras interiores. Con anterioridad, la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, pidió el fin de Schengen después del atentado yihadista contra Charlie Hebdo, en el que doce personas fueron asesinadas.
Schengen, en este sentido, se ha convertido en uno de los caballos de batalla de los partidos antieuropeistas. En un informe de 2014, el instituto Jacques Delors, una institución europeísta de reconocido prestigio, advertía de que el tratado de libre circulación era una de las piedras de toque a la hora de diferenciar entre euroescépticos y eurófobos. El informe alerta de la entrada en el Parlamento europeo de formaciones que, frente al criticismo de partidos partidarios de reformar la Unión Europea, estaban cogendo fuerza formaciones que directamente propugnaban su desaparición,como podía ser el caso de los neonazis de Aurora Dorada o el Frente Nacional francés.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.