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óscar b. de otálora
Jueves, 22 de octubre 2015, 01:42
El pasado martes, la Guardia Civil detuvo en el aeropuerto de Barajas a una joven onubense de 22 años dispuesta a viajar a Turquía para unirse al Estado Islámico (Isis en sus siglas en inglés) después de que un egipcio le hubiera realizado una promesa ... de matrimonio. La muchacha, según sus allegados, había sufrido un cambio radical en los últimos meses, en los que había comenzado a utilizar el velo y a mostrarse intolerante en sus planteamientos religiosos. Aún así, toda la familia ha mostrado su extrañeza por el hecho de que hubiera tomado una decisión tan radical. Su caso, sin embargo, es idéntico al de decenas de jóvenes europeas que se han marchado de forma voluntaria a Siria para incorporarse al Estado Islámico -se estima en el último año alrededor de 500 mujeres occidentales han viajado a este país para unirse a la yihad- atraídas por un señuelo de amor y romance.
Una de las características que se ha encontrado en gran parte de los casos detectados de mujeres que pretendían incorporarse al Estado Islámico es la de haber protagonizado una relación virtual con algún hombre en las redes sociales, en Internet o en Whatsapp. En marzo de este año, por ejemplo, las fuerzas de seguridad turcas entregaron a España a una marroquí residente en Barcelona que, tras enamorarse de un islamista al que conoció por Internet, intentó desplazarse a Siria. Antes de realizar el viaje, había captado a otras cuarenta mujeres para el Isis también en las redes sociales. En este sentido, la fusión de Internet y amor es clave para el futuro del Estado Islámico.
El 'diario de una esposa'
En Europa, una de las páginas más activas a la hora de comenzar a captar a chicas para el Estado Islámico es el 'diario de una esposa', -'Diary of a muharijah, en inglés-, un blog en 'Tumblr' en el que la mujer de un supuesto yihadista explica sus vivencias en Siria y ofrece información a las jóvenes sobre qué encontrarán cuando viajen al país árabe. De su autora se conoce su nombre islámico,'Shams', se sabe que fue una estudiante de medicina en Malasia y que está casada con un terrorista del Isis, con el que tiene un hijo. Lo paradójico de sus textos es la interacción con sus seguidoras, que, en conversaciones en las que se preparan para viajar a Siria, la zona más conflictiva en estos momentos del planeta, lo que le preguntan es si podrán depilarse las cejas y maquillarse. 'Shams' le responde que no podrán tocar sus cejas pero sí adornarse para su marido.
El Institute for Strategic Dialogue, un 'think thank' británico especializado en la lucha contra el extremismo, ha realizado dos estudios sobre la captación de jóvenes en Occidente por parte del Estado Islámico. En uno de ellos, titulado 'Hasta que el martirio nos separe', analiza el factor del romance como uno de los conceptos que llevan a las jóvenes a unirse al grupo terrorista. El informe sostiene que la mayoría de las jóvenes se encuentran en una fase de madurez -en muchos casos en el paso de la adolescencia a la edad adulta-, un momento en el que la pertenencia a un grupo violento puede servir para asentar una personalidad que en sus país se sienta discriminada o sufre problemas de autoestima. El documento pone de relieve que una de las imágenes que más se repite en los foros de mujeres islamistas es el de un león y una leona como representación del matrimonio. En esta fotografía, la esposa también es presentada como un animal fiero y, por lo tanto, empoderada frente a una sociedad en la que puede sentirse apartada. El Institute for Strategic Dialogue también ha elaborado un documento titulado 'Convirtiéndose en Mulán', en alusión al personaje femenino de Disney, una de las referencias del imaginario de algunas de las jóvenes que viajan a Siria, por ser una mujer luchadora que al final de sus aventuras conoce el amor.
El papel de las mujeres en el Estado Islámico es tremendamente complejo y supera la simple descripición de que son esclavas sexuales. En primer lugar, uno de los problemas a los que se enfrenta el Isis a la hora de asentar el califato -es decir, contar con un Estado con instituciones- es la falta de población en los territorios que ahora controla. En muchas de las zonas que ha ocupado, la población ha desaparecido huyendo de la violencia sin precedentes -la reciente crisis migratoria de Europa está vinculada en esta cuestión- o se trata de áreas despobladas. En este sentido, los máximos responsables del Isis premian a las mujeres por tener hijos con alrededor de 700 dólares en un intento de fomentar la natalidad y asentar así la pirámide poblacional.
Rehenes para los desertores
Pero además, las mujeres tienen otra función más sensible. El Estado Islámico se enfrenta de forma paulatina a las deserciones de sus miembros, tanto por las duras condiciones que imponen los dirigentes yihadistas como por el temor que causan la cada vez mayor implicación internacional con bombardeos y ataques selectivos. Según varios analistas internacionales, los estrategas del Estado Islámico pretenden que sus soldados tengan un anclaje emocional en la retaguardia que les haga más difícil tomar la decisión de abandonar las filas del Isis. En este aspecto es donde aparece el papel de la mujer y los hijos, casí como el de rehenes para los combatientes que se plantean abandonar el frente. En julio del año pasado se supo que el Estado Islámico había abierto una oficina para la preparación de matrimonios en al-Bab, una ciudad al noroeste de Alepo, como forma de facilitar las bodas con yihadistas.
Según los expertos, el papel de esclavas sexuales es una de las funciones que los yihadistas sirios asignan a las mujeres en sus territorios pero sobre todo a sus enemigas en la religión. Dstintos informes señalan que el Isis abusa de sus cautivas de forma especial cuando son chíitas -ellos son sunitas-; alauitas -la religión que profesa el presidente sirio Basar el Asaad- o pertenecen a sectas como los yazidistas, una religión iraquí en cuyas zonas de asentamiento ha realizado razzias los islamistas.
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