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La escritora, exdiputada conservadora y periodista Louise Mensch.

La mujer que está detrás de las acusaciones de espionaje de Trump

En sus denuncias, el presidente norteamericano ha manipulado los trabajos de Louise Mensch, una exnovelista y exdiputada conservadora británica, casada con el manager de Metallica, que fue la primera periodista en desvelar el nexo entre el equipo del magnate y Rusia

óscar b. de otálora

Miércoles, 8 de marzo 2017, 02:01

El 8 de noviembre de 2016 Donald Trump ganó las elecciones presidenciales estadounidenses. Un día antes, la periodista británica Louise Mensch ya había anunciado cuál iba a ser el talón de Aquiles del magnate en la Casa Blanca. Mensch, una novelista británica reconvertida en política ... conservadora y más tarde en redactora, escribió que el FBI contaba con una orden para vigilar todos los contactos del equipo de Trump con Rusia ante la posibilidad de que el Gobierno de Putin hubiera intentado alterar las elecciones. En su momento nadie le creyó pero, cuatro meses después, los hechos no solo le han dado la razón. El propio Donald Trump, para denunciar la supuesta conspiración de Obama contra él y hipotético espionaje de sus conversaciones, ha recuperado la noticia de Mensch, publicada en la página conservadora 'Heat Street', y la ha manipulado para presentarla como una prueba del supuesto control de comunicaciones del que habría sido objeto. De esta forma, el presidente ha colocado a Mensch en el ojo de huracán...un lugar del que nunca se ha movido.

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Mensch, nacida hace 45 años en Londres, es un ejemplo de una insólita capacidad para reinvertarse en los campos más diversos sin dejar por ello de estar en la vanguardia. Y ello pese a haber tenido problemas con una hiperactividad diagnosticada en su juventud y haber coqueteado con las drogas y el alcohol. Tras estudiar literatura inglesa trabajó para la cadena musical MTV, así como para las franquicias europeas de grandes discográficas. Con 24 años inició una carrera literaria en Inglaterra al calor de la denominada 'chick lit' -la literatura femenina dedicada a mujeres solteras, trabajadoras y con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años- y cuyo máximo exponente es 'El diario de Bridget Jones', de Helen Fielding. Mensch, que firmaba como Louise Bagshawe, no llegó a ser tan popular como Fielding, pero consiguió hacerse un nombre en las listas de ventas.

En 2010, tras abandonar la literatura, se convirtió en una adalid del 'feminismo conservador' -opuesto a la radicalidad y que defiende que las mujeres ocupen los máximos puestos de poder político- y consiguió un escaño para los torys de David Cameron, pese a que también se había acercado a los laboristas de Tony Blair. Al año siguiente se convirtió en la diputada estrella de la comisión parlamentaria que investigó el escándalo de los medios británicos del magnate Rupert Murdoch, acusados de utilizar el espionaje teléfonico para conseguir noticias. Mensch destacó por lo afilado de sus preguntas pero en las conclusiones exculpó al millonario australiano. Hoy en día trabaja en uno de sus medios.

Desliz de juventud

Pero en aquellos días de guerra sucia mediática tuvo que soportar acusaciones de haber consumido droga con músicos durante su época como agente de prensa. Aconsejada por su segundo marido, Peter Mensch -el actual manager del grupo heavy Metállica y ex responsable de bandas como AC/DC o Red Hot Chilli Peppers-, asumió los hechos como un desliz de juventud y la polémica se desinfló. En esos días posaba en las revistas de moda como una 'femme fatale', con ropa de Dolce & Gabbana y acomodada en el asiento trasero de coches de lujo.

En 2012 abandonó la política pero en las redes sociales y los medios de comunicación ingleses se convirtió en un personaje mediático, azote de las izquierdas y armada con un lenguaje contundente -llamó «idiotas» y «pigmeos» a quienes celebraron la muerte de Margaret Thatcher- . Además, se fue a vivir a New York con su esposo. En la capital del mundo se reconvirtió en una periodista especializada en asuntos vinculados con los servicios secretos. Todo ello sin dejar de atizar a su rivales con un vocabulario que no conocía la diplomacia. Frente a otros británicos que han apoyado a Trump con toda su energía, Mensch, por ejemplo, ha llamado gilipollas a Nigel Farage, el líder del ultraderechista Ukip, impulsor del Brexit y uno de los amigos del magnate hoy convertido en presidente. La escritora británica, por otra parte, es una crítica de Vladimir Putin, al que considera uno de los «tiranos» más peligrosos del momento. A Edward Snowden, el exagente de la CIA que filtró datos sobre el espionaje realizado por la agencia norteamericana, le tildó de «repugnante traidor».

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Tras revelarse que su exclusiva sobre el control del FBI al equipo de Trump por sus lazos con Rusia estaba siendo manipulada por el presidente de Estados Unidos para acusar a Obama de controlar su teléfono, Mensch ha aclarado que los datos que ella tiene nunca le han permitido sospechar que ese espionaje exista. En sus recientes declaraciones a los medios, Mensch incluso ha explicado la relación que mantiene con sus fuentes secretas para explicar el rol que quiere jugar. «Nadie con un sombrero fedora me ha citado en un callejón oscuro. Ellos me han visto como a una amiga con experiencia política. Soy partidaria de la seguridad nacional y no tengo lealtades divididas», ha confesado una escritora que en su perfil de 'Twitter' se define con cuatro palabras: «conservadora, feminista, optimista y patriota».

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