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óscar b. de otálora
Sábado, 10 de diciembre 2016, 14:30
El 'pizzagate' sería una de las mayores estupideces propagadas por las redes sociales en Estados Unidos en el último año si no fuera porque ha estado a punto de generar un tiroteo en una pizzería y ya ha costado el cargo a Michael Flynn jr, hijo del general al que Donald Trump ha elegido como asesor de seguridad nacional y que formaba parte del equipo de transición del inminente presidente de Estados Unidos. El escándalo ha puesto de relieve que la estrategia utilizada por el equipo de Trump al apostar por la denominada 'postverdad' -una estrategia que supone aceptar la mentira como mensaje político si sirve para movilizar a los partidarios y que en España ya ha tenido sus derivaciones- supone un riesgo cada día mayor para la gestión de la cosa pública.
El 'pizzagate' es , a grandes rasgos, la construcción de una gran mentira en las redes sociales en la que se vincula al partido Demócrata con una red de pedofilia y tráfico de menores. Durante meses, esta tesis conspiranoica -absolutamente falsa según se han esforzado en hacer público los principales medios de comunicación estadounidenses-, ha alimentado los debates de la extrema derecha norteamericana en todo tipo de foros extendiéndose como una mancha de aceite en un estanque. En especial, durante la campaña electoral estadounidense, un momento en el que Donald Trump aconsejó a sus seguidores que dejasen de leer periódicos y se informasen solo a través de Internet. Para entonces, el 'pizzagate' ya se había convertido en la red en el mayor falso escándalo de la historia reciente.
El origen de esta polémica se encuentra en la filtración de miles de documentos internos del Partido demócrata a Wikileaks, una fuga de datos que la CIA atribuye ahora al Gobierno ruso y Obama ha ordenado investigar. El 'Pizzagate' nace en un correo electrónico privado en el que John Podesta, el jefe de la campaña de Hillary Clinton, responde a la pregunta de un amigo sobre cómo preparar una pizza de queso (cheese pizza). En el foro 4Chan, el equivalente en Estados Unidos al Forocoches español, algunos comentaristas anónimos se inventaron que esta charla entre amigos sobre comida ocultaba un código y 'cheese pizza' era en realidad una palabra clave para referirse a 'child pornography' (pornografía infantil). Simplemente porque ambas palabras, en inglés, empiezan por las mismas letras (c. p.).
Pasadizos subterráneos
A raíz de este comentario, los internautas de la extrema derecha comenzaron a vincular una pizzería de Washington. 'Comet Ping Pong' con una imaginaria red pedófila. El nexo era que John Podesta se escribía con el propietario del local, James Alefantis, simpatizante del partido Demócrata. A partir de ese momento, la locura se dispara.
En las redes se comienza a relacionar a 'Comet Ping Pong' con una secta satánica. Simplemente, porque en su anuncio de neón aparecen unas lunas, al igual que en algunas representación icónicas del demonio. Los internautas se inventan que Obama ha estado jugando al ping pong en el restaurante. Todo porque el dueño colocó en su local una foto del presidente en la Casa Blanca practicando este deporte. Al mismo tiempo, se publican fotos del dueño del establecimientol con una camiseta que asegura: "I love l'enfant', como una presunta declaración de pedofilia. Pero todo es mentira. Quien aparece en la foto no es el propietario del 'Comet Ping Pong' y 'l'enfant' es una cafetería. En el colmo del delirio, un blog de ultradereha afirma que John Podesta y su hermano pueden ser los autores del secuestro de la niña Madeleine McCann, la niña británica desaparecida hace nueve años en Portugal. El origen de este bulo es que ambos se parecen a unos supuestos secuestradores identificados en un retrato robot. En las redes, se comienza a decir que el 'Comet Ping Pong' está situado sobre una red de pasadizos subterráneos en los que se abusa de niños y se practican ritos satánicos.
El pasado 4 de diciembre, Edgar M. Welch, un joven de Carolina del Norte con antecedentes por consumo de alcohol y marihuana, se presenta en la pizzería armado con un rifle y una pistola y declara que va a inspeccionar el restaurante para localizar los sótanos en los que se mantiene secuestrados a niños. La Policía consigue detenerle cuando ha disparado para amedrentar a los empleados. Michael Flynn, el asesor de Donald Trump, publica entonces en Twitter: "Hasta que el #Pizzagate se demuestre falso, seguirá siendo noticia". Este texto, en el que da veracidad a los bulos, le cuesta el cargo. La 'postverdad' es una estrategia demasiado dura para un equipo que va a comenzar a dirigir Estados Unidos y además el 'pizzagate' ha estado a punto de crear una masacre. A los partidarios de la teoría de la conspiración todo esto les da igual. En sus últimos comentarios afirman que Edgar Welch es un actor contratado para desacreditar sus opiniones.
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