Michelle for president

A Donald Trump no le ha dado tiempo ni a probar la silla, que ya le están buscando sustituto. Sustituta en este caso. El susto por la victoria del líder republicano en las elecciones de Estados Unidos ha sido general, y las reacciones variadas: desde la llantina inconsolable de muchos seguidores de Hillary Clinton, a los que ya piensan en emigrar a Canadá (se colapsó la web sobre inmigración). También los ha habido resolutivos y han ideado un movimiento para que Michelle Obama se presente a las elecciones de 2020. El hastag es #Michelle2020 y la cosa ya es viral porque el triunfo del magnate ha generado una suerte de solidaridad virtual de escala planetaria.

La iniciativa parece un 'calentón' de los que han perdido, una suerte de berrinche colectivo, pero los analistas políticos hacen otra lectura paralela: «Lo que delata este movimiento es la ausencia de un líder en el Partido Demócrata. En Estados Unidos los partidos no son estructuras estables como en España, donde los votantes visualizan el 'retablo' de los dirigentes más allá de la cabeza. Los americanos que votan a los demócratas sienten que ahora les falta una figura que lidere el proyecto», explica Teodoro León Gross, articulista y profesor de Comunicación en la Universidad de Málaga.

¿Por qué ella?

Por su popularidad, buscan un nombre talismán que encabece el proyecto de los demócratas. Pero Michelle no tiene perfil político y siempre ha mostrado mucho más interés por el activismo social.

«Trump está recogiendo lo que ha sembrado»

La aludida no se ha pronunciado sobre el 'ofrecimiento' de los abatidos votantes demócratas y en su cuenta de Twitter el 'pajarito' lleva mucho tiempo callado (tiene más de cinco millones y medio de seguidores). La última vez que la ex primera dama se expresó en 140 caracteres fue para promocionar el deporte, la vida sana y la buena alimentación entre los niños, en su particular cruzada contra la obesidad infantil, una de las problemáticas a las que más visibilidad ha dado desde su privilegiado escaparate de mujer del presidente.

Pero el runrún de Michelle Obama no es de hoy (de ayer exactamente). Ahora ha tomado forma de movimiento viral, pero se lleva escuchando desde hace meses, cuando nadie preveía que un millonario estrafalario pudiera ganarle la presidencia a una mujer como Hillary Clinton, con treinta años de carrera política y la posibilidad de hacer historia como primera presidenta mujer en la Casa Blanca, dos circunstancias que 'a priori' le situaban en la posición de cabeza. «En enero le preguntaron a Barack Obama sobre la posibilidad de que su mujer se presentara a las próximas elecciones y él ya dijo que Michelle no lo haría. Dijo que era una cosa segura».

No lo cree tampoco León Gross, que apunta a que «el juego dinástico» en la política estadounidense, con las «sagas» de los Bush y los Clinton, «se ha acabado con Hillary». «No veo a Michelle Obama concurriendo a los comicios dentro de cuatro años y afrontando la prueba terriblemente dura que ha afrontado Hillary».

Además, puede que en dos semanas el movimiento pierda fuelle. Porque es una cosa muy localizada en el tiempo, una reacción espontánea. «Ahora mismo en Estados Unidos existe un alto nivel de indignación», comprende León Gross. «Donald Trump no está recogiendo más que lo que ha sembrado. Durante la campaña su discurso ha fragmentado mucho».