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Un satisfecho Donald Trump hace el gesto de aprobación durante un acto de campaña en Michigan.
En busca del «verdadero» Trump

En busca del «verdadero» Trump

Auspiciada por los hijos del magnate, la elección del nuevo equipo asesor supone una vuelta al discurso más populista del candidato para relanzar su campaña

caroline conejero

Domingo, 21 de agosto 2016, 03:17

Tras una caída brutal en las encuestas electorales y los problemas de su ya cesado jefe de campaña, Paul Manafort, -por su ayuda al presidente de la corrupción en Ucrania y los pagos secretos a dos firmas de Washington para hacer lobby a favor de Rusia en Ucrania-, la campaña del candidato presidencial republicano Donald Trump ha efectuado una serie de cambios en su estructura para relanzar una campaña caracterizada por la improvisación y la falta de dirección.

Este es el segundo cese del jefe de campaña en dos meses. El nuevo equipo viene dirigido por Steve Bannon, el veterano de Breibart News (una página web de propaganda de ultraderecha), que ya oficiaba informalmente como consejero ideológico de la campaña; y Kellyanne Conway, una veterana experta en encuestas electorales, al frente de su propia empresa de sondeos así como de grupos de influencia en temas republicanos y sobre la mujer, además de asidua comentarista política en televisión, que se convierte así en la primera mujer jefa de una campaña electoral republicana a la presidencia.

Como siempre, los hijos mayores de Trump y su yerno, que forman el núcleo íntimo de decisiones de la campaña, fueron los que convocaron una reunión de emergencia en la que determinaron los cambios, así como la salida definitiva de Manafort, cuya permanencia hubiera supuesto una distracción para la campaña. En particular, fue su hija Yvanka quien apoyó la incorporación de Kellyanne Conway a una campaña con demasiada testosterona y, más importante, alguien con la capacidad «de controlar a su padre» que, según ella, a veces «parece un niño de 12 años».

La ascensión de Steve Bannon, -que nunca ha dirigido una campaña electoral-, como nuevo jefe ejecutivo de la campaña Trump se presenta como una vuelta a lo mismo, el populismo crudo para dar rienda suelta, aún más si cabe, al «verdadero» Donald Trump. A sus 60 años, Bannon es conocido por sus campañas mediáticas encarnizadas que durante años han venido aterrorizando tanto a republicanos como a demócratas tradicionales.

Clinton evita declarar en una demanda por el caso de los emails

  • La candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, podrá responder por escrito a una demanda por el uso un servidor privado de correo electrónico cuando era secretaria de Estado, según dictaminó un juez federal. En una resolución emitida el viernes, el juez Enmet Sullivan rechazó obligar a Clinton a declarar en persona en el caso promovido por el grupo conservador Judicial Watch. Según la resolución judicial, la candidata demócrata tiene ahora 30 días para responder a las preguntas de Judicial Watch sobre el uso de un servidor no autorizado mientras era jefa de la diplomacia estadounidense. Una victoria a medias para el grupo Judicial Watch, que había solicitado interrogar a Clinton bajo juramento

  • A principios de julio, la fiscal general, Loretta Lynch, decidió no presentar cargos contra Clinton por el uso del servidor privado después de que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) recomendara archivar el caso. Sin embargo, su director James Comey, dijo que a pesar de que no había evidencia de que Clinton o sus asesores hubieran violado la ley, «fueron extremadamente descuidados en el manejo de información muy sensible y altamente clasificada».

  • Clinton ha pedido disculpas por utilizar una cuenta privada de correo electrónico y su propio servidor durante el tiempo en que estuvo al frente de Departamento de Estado entre 2009 y 2013, pero sus opositores argumentan que el incumplimiento de reglas sobre protección de documentos clasificados contra un ataque cibernético puede representar un crimen. Y la demanda de Judicial Watch amenaza con mantener viva la controversia de los correos electrónicos hasta las semanas próximas a la elección presidencial el 8 de noviembre.

Responsable de sacar a la luz escándalos políticos como el culebrón del sextexting que acabó con la carrera del entonces congresista por Nueva York Anthony Weiner, Bannon ayudó a crear el thinktank Instituto para la Responsabilidad del Gobierno, que publicó un libro en el que contaba cómo los Clinton movieron influencias a favor de los donantes a su fundación.

El comunicado de prensa de la campaña anunciando su cargo mencionaba con orgullo su apelativo de guerra como «el operativo político más peligroso de América», refrendando la visión ultra de Bannon y avanzando un pronóstico aún más tormentoso para los dos meses y medio que quedan de campaña. Bannon, que en los últimos meses ha sido el guía ideológico de la campaña Trump, es el responsable de inflamar las ya delicadas tensiones raciales en el país y de enaltecer el ultranacionalismo con la publicación de historias como el descontrol de inmigración en la frontera o la amenaza del extremismo islámico. Su visión es relanzar la llamada revolución contra el establishment de Washington a base de seguir reavivando la intensa frustración de un electorado cada vez más desconectado con la marcha del país.

Sin embargo, Steve Bannon no es en absoluto ajeno al establishment de Washington. Tras pasar por el Ejército, Harvard y Goldman Sachs creó su propia firma de asesoría financiera especializada en negocios de medios. Con ello, se encontró, para su propia sorpresa, percibiendo lucrativos beneficios de una inversión en la rentabilísima serie de televisión Seinfeld. Con la venta de la firma en 1998, Bannon se lanzó a la producción ejecutiva de todo proyecto mediático viable desde una película de Anthony Hopkins hasta un documental sobre Ronald Reagan que le granjeó el título de «el Leni Riefenstahl del movimiento del Tea Party».

Guante de seda

Según Bloomberg News, la conversión definitiva de Bannon proviene de Andrew Breitbart, creador de una nueva revolución mediática a través de numerosos proyectos como ayudar a lanzar el Huffington Post y cuya muerte en 2012 movió a Bannon a hacerse con el control del Breitbart en Washington, desde donde ha entretenido con todos los episodios del folklore del Tea Party, desde Sara Palin hasta el líder del Partido Independiente de Reino Unido.

Por su parte Kellyanne Conway es abogada de carrera y experta en mejorar la imagen pública de sus clientes republicanos, incluyendo la extrema e inefable defensa del Congresista Todd Akin tras sus declaraciones en oposición a la excepción del aborto en casos de violación con el argumento de que «el cuerpo de la mujer tiene formas misteriosas de evitar la contracepción en casos de violación legítima». Con su mesurada conversación y enorme influencia en el universo conservador, Conway es el guante de seda en el puño de hierro que en pocos días ha conseguido una suerte de disculpa pública por parte de Trump, que admitió declaraciones mal expresadas y lamentó haber ofendido a algunos en el fragor de la batalla.

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