Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Javier Muñoz
Domingo, 10 de enero 2016, 00:04
Todo empezó con un curioso objeto. Una armónica de cristal inventada por Benjamín Franklin. Su amigo el príncipe Gabriel de Borbón, hijo menor del rey español Carlos III, se encaprichó de ella y le pidió que le regalara una. Corría el año 1774. El príncipe ... correspondió a Franklin con un libro y éste le escribió una carta de agradecimiento en la que hacía votos por la colaboración entre el Reino de España y los rebeldes estadounidenses a la vista de los acontecimientos que se avecinaban. «Parece prudente que ambas partes cultivemos una gran amistad que nos sea útil a los dos», escribió el científico, diplomático e inventor norteamericano.
Franklin fue uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, proclamada en 1776. Francia se sumó pronto a la guerra contra los británicos, pero España se mantuvo a la expectativa, ya que temía que la semilla de la revuelta se extendiera a sus posesiones en América. Sólo en 1779 declaró oficialmente las hostilidades. Desde la Luisiana atacó la Florida oriental, en manos del Reino Unido, arrebatándole la ciudad de Pensacola.
Hasta ese momento había brindado ayuda a los revolucionarios estadounidenses -como se los llamaba entonces-, aunque de forma clandestina. Proporcionaba pólvora, armas, mantas, etc., que llegaban a sus destinatarios por el Misisipí, río arriba, desde Nueva Orleans.
Foto: Benjamín Franklin (izq.) aconsejó al marino John Paul Jones que buscara ayuda de Diego de Gardoqui (dcha.) en el puerto de Bilbao.
Era la ruta del valle del río Ohio, una vasta región donde colonos y soldados españoles, franceses y británicos, aliándose con las tribus indias, convivían unas veces y combatían otras.
Los suministros de la Luisiana y la ofensiva militar posterior en la Florida Oriental, comandada por Bernardo de Gálvez, fueron decisivos para la victoria de las colonias en 1783, según reconocen algunos historiadores. Ahora bien, uno de los principales responsables, si no el que más, de la red de envíos a los revolucionarios, y de los préstamos y demás respaldo financiero que recibieron, fue el banquero y naviero bilbaíno Diego de Gardoqui. Carlos III le encargó que organizara el apoyo encubierto a los rebeldes, misión que cumplió utilizando como tapadera sus empresas y sus contactos profesionales en Europa y la costa de Norteamérica.
Que Gardoqui tuvo un papel primordial en la independencia de Estados Unidos no sólo lo demuestra que fuera el primer embajador del Reino de España en el nuevo país. Durante la guerra, el propio Benjamín Franklin aconsejó a los capitanes de la improvisada Armada estadounidense que hostigaban a los barcos británicos en el Atlántico, entre ellos el famoso John Paul Jones, que buscaran el respaldo del agente vasco. El puerto de Bilbao parecía un lugar adecuado, además de las bases francesas, para vender el botín de sus incursiones contra navíos y mercantes enemigos en las costas de Irlanda y Escocia, y en el Golfo de Vizcaya. Los recursos obtenidos por esa vía les permitirían proseguir la lucha contra los británicos.
El nacimiento de Estados Unidos también se decidió en el mar, y Gardoqui y el País Vasco fueron protagonistas del pulso de los revolucionarios con Armada británica. A Benjamín Franklin se le ocurrió utilizar la piratería (los contornos de esa actividad eran borrosos en tiempos de guerra) a fin de hacer prisioneros británicos y canjearlos por los miles de compatriotas que el enemigo había capturado, confinándolos en naves-prisión insalubres. El Congreso Continental concedió algunas patentes de corso (privateer) a marinos afectos a la revolución y a armadores dedicados al contrabando que enrolaban tripulaciones irlandesas encantadas de enfrentarse a los ingleses. Hicieron 114 presas y más de 3.000 prisioneros.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.