Una mujer llora a sus muertos fallecidos tras el terremoto de este fin de semana.

¿Cuál es la situación de las mujeres en Nepal?

El país sacudido por el terremoto está basado en una sociedad rígidamente patriarcal donde las nepalíes dependen de sus maridos y sus padres

Itsaso Álvarez

Martes, 28 de abril 2015, 00:19

La mujer de la imagen llora a sus fallecidos en Bhaktapur, tras el terremoto que sacudió al país el sábado. Nepal es uno de los tres países del mundo donde las mujeres viven menos que los varones. Allí las féminas constituyen el 52% de la ... población. Es una sociedad rígidamente patriarcal donde dependen de su marido y de su padre. Cuando una mujer nepalí contrae matrimonio, pasa a servir a la familia del marido y recaesobre ella toda la carga del hogar. No opina y la única ventaja es que si tiene un hijo varón éste pueda traerle a casa en el futuro a otra mujer que se ocupe del hogar. Esta situación varía de un grupo étnico a otro. Están más liberadas en la zona cercana a Tíbet que en el valle de Katmandú. Las mujeres de las castas bajas, de acuerdo a la clasificación social hinduísta, también gozan de autonomía relativamente mayor y el miembro femenino de nivel superior desempeña un papel dominante en la familia mediante el control de los recursos: la siembra y la cosecha, los gastos y las asignaciones presupuestarias de la explotación agrícola. Sin embargo, por costumbre las niñas reciben menos alimento que los niños varones, sobre todo si escasean los alimentos.

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Aunque la Constitución ofrece a las mujeres la igualdad de oportunidades de educación, muchos factores sociales, económicos y culturales han contribuido a una menor matrícula y tasas más altas de deserción escolar de las niñas. Es un círculo vicioso. Su estatus inferior obstaculiza su educación, y la falta de educación, a su vez, limita su estado y posición. Según las estadísticas, más del 75% de las mujeres de 15 años nunca ha ido a la escuela. Sólo un 4% de las mujeres acceden a la enseñanza secundaria (un 13% en el caso de los chicos). El nivel de logro educativo entre las hijas de familias adineradas y educadas es mucho mayor que entre las niñas de familias pobres. Es po ello que las mujeres educadas han tenido un cierto acceso a posiciones de cierto alto estatus en el gobierno y en los sectores de servicios privados. En Nepal los anuncios de telefonía móvil o de electrodomésticos presentan a una mujer occidentalizada como ejemplo de prosperidad.

"La visibilidad de las mujeres nepalíes es importante en las calles, cosa que no ocurre con países islámicos de igual pobreza económica. Las tertulias entre mujeres, como entre hombres son habituales en todos los rincones de las calles de los pueblos nepalíes, donde la risa y la charla amena hace pensar que su nivel de felicidad no está acorde con su nivel de pobreza. No hay estrés, ni tampoco prisas, pero no hay pereza, se les ve trabajadoras. Son protagonistas en el campo, en la educación, en la salud", relata Paco Pniella, profesor titular de la Universidad de Cádiz y bloguero de viajes en El Lobo Bobo. En cuanto al trabajo, las mujeres trabajan más duramente y durante más tiempo que los hombres. De hecho, la contribución económica de las mujeres es un elemento básico en Nepal. Aunque, siempre hay un pero, sus salarios son un 25% menos que los percibidos por los hombres, en la mayoría de las zonas rurales la mujer es el motor de la explotación agraria: siembra, desbrozado y cosecha. En las zonas urbanas, suelen emplearse en trabajos domésticos y tradicionales, así como en el sector público, en su mayoría de poca cualificación. En la capital, Katmandú, no es difícil ver mujeres policías de tráfico y féminas vestidas con trajes totalmente occidentales.

Niñas sin derecho a herencia

Ya hemos mencionado que la marginación por sexo en Nepal es un hecho. Se plasma de un modo muy dramático en la película Katmandú, un espejo en el cielo, de Iciar Bollaín, basada en hechos reales y protagonizada por Verónica Echegui. La cinta revive la vida de una maestra catalana, Vicky Subirana, que viajó a Katmandú para trabajar en una escuela de los barrios más pobres. Allí se dio cuenta de toda la miseria que la rodeaba y su mayor afán fue llevar a cabo un proyecto educativo por el que los niños más pobres recibieran una formación de calidad que les ayudara a salir en un futuro de esa situación. El film se estrenó en febrero de 2012 e incluía la historia paralela de una mujer nepalí que quería abortar porque iba a atener una niña, y las niñas en Nepal no tienen derecho a herencia. De hecho, allí las mujeres que tienen hijas muchas veces son maltratadas físicamente por sus maridos e incluso hay hombres que se divorcian por eso.

Asimismo, en la zona sur del país pervive la tradición de atribuir las desgracias a la acción de alguna bruja, mujer, claro. Activistas humanitarios han denunciado en más de una ocasión que la Policía no siempre investiga las denuncias de violación de las nepalíes. Además, muchas mujeres violadas no se atreven a hablar de lo ocurrido porque es la propia víctima quien acaba siendo culpada y a menudo los agresores forman parte de su entorno. Por otra parte, la causa más común de violencia son los malos tratos domésticos, aunque también se registran casos relativos a la posesión de tierras o viviendas. Otro hecho destacable es que en algunas zonas las mujeres se enfrentan a la aceptación social de la bigamia. "No recurren a la bigamia para tener hijos. Vuelven a casarse por placer", sostiene la activista Nirmala Bagchand, de la asociación Defensores de los Derechos Humanos Femeninos en Nepal. Es, digamos, una mentalidad patriarcal mal entendida. En Youtube se puede encontrar un documental protagonizado por una mujer ama de casa que está casada con tres hombres. Titulado Nepal: mujer de tres maridos, se emitió hace un tiempo en Canal + dentro del ciclo Mujeres de lugares remotos.

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Otro problema que en Nepal atañe a las mujeres es que viven durante años con prolapso uterino, enfermedad en la que se debilitan los músculos pélvicos, lo cual ocasiona que el útero descienda a la vagina. Las causas son numerosas: tener muchos niños en poco tiempo, dar a luz sin la asistencia de personal médico cualificado y llevar pesadas cargas durante el embarazo o en la primera fase del puerperio. Tras las causas de esta enfermedad subyace una discriminación generalizada contra las mujeres y las niñas en la sociedad, que suele impedirles tomar decisiones básicas sobre su propio cuerpo, su salud y su vida. Es también muy dolorosa la situación de la casta de los dalits, que está en el escalón más bajo de los grupos étnicos de Nepal. El 42% de los dalits viven bajo la línea de pobreza, frente al 23% en el resto de los nepalíes. En 2011 se aprobó en Nepal la Ley Contra la Discriminación con base en la Casta y de Intocabilidad. Sin embargo, los dalits continúan todavía tienen prohibido participar en actividades comunitarias como rezar en los mismos templos que los nepaleses de castas superiores. La situación de las mujeres dalit es especialmente deplorable. La sociedad las discrimina por ser mujeres, porque pertenecen a la comunidad dalit y, dentro de su propia comunidad, vuelven a sufrir por ser mujeres. Cada mujer dalit es una historia viva de dolor, sufrimiento, angustia, abyección moral y malos tratos.

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